La Nación
Una corona de billetes 1 19 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Una corona de billetes

Luis Fernando Pacheco G

 

Juan Carlos I de España es una de esas personas que necesitara muchos años para que la historia lo juzgue adecuadamente. En palabras de un gran amigo, “parece que sus primeros años en el trono estuvieran destinados a las páginas de los libros de historia y de teoría política, y sus últimos a las planas de los tabloides de escándalos”.

El heredero de los Borbón -exiliados tras la guerra civil- nació en Roma y peregrinó en los primeros años hasta llegar a Estoril (Portugal), criado bajo los deseos del dictador Franco (que incluso influyó en, por lo menos la aprobación, de Sofía de Grecia como esposa del monarca) se convirtió en el auto de una de las deslealtades más loables de la historia. Juan Carlos terminó traicionando al franquismo (y sus complejas estructuras de poder tras la muerte de Franco en 1975) para ser un defensor de una transición democrática, respetuosa de los valores de occidente y las libertades básicas.

El Rey defendió con ahínco una precaria democracia que en varias ocasiones estuvo a punto de fracturarse por los sectores más retardatarios que el franquismo les había legado y que se había anquisolado en las instituciones del Estado y especialmente en las Fuerzas Armadas. Bajo los primeros años de ese reinado joven y agradable, España salió del ostracismo al que el viejo dictador les había condenado, se integró a la Unión Europea, afrontó los álgidos años del terrorismo independentista y logró volver a poner al país en la órbita de los nuevos tiempos.

Para las nuevas generaciones sin embargo, será más fácil recordar al Rey anciano que se pavoneaba por Europa y América de la mano de mujeres diferentes a su paciente consorte de ojos tristes; cazando animales protegidos en las estepas africanas y deteriorándose al mismo tiempo que la crisis económica parecía cernirse sobre el país en la primera década de este siglo. Sin embargo, nada se compara con terminar huyendo al extranjero (hablémoslo sin largos eufemismos), radicándose en República Dominicana, en medio de uno de los escándalos judiciales por corrupción más lamentable de los últimos años.

Parece que el viejo Rey decidió cambiar la gloria por una corona… de billetes.

¡Antes de irnos! Un homenaje póstumo a Angela Salazar Murillo, Comisionada de la Verdad fallecida el pasado 7 de agosto en Apartadó, víctima del COVID-19. La Voz de la Comisionada Salazar fue la de nuestros pueblos afrocolombianos, olvidados en la pobreza y herederos de una violencia que aún no logramos superar. Paz en su tumba y que estos legados perduren hoy y siempre en nuestras búsquedas por la paz y la verdad.

@luisferpacheco