Un perro colgado del cuello en un árbol; un perro tirado por unos soldados a un abismo; una zarigüeya torturada, amarrada y golpeada; un perro desmembrado con un arma cortante y a mordiscos por parte de un humano; una yegua envenenada y enterrada viva; un perro amarrado a un carro y arrastrado; una perrita con un machetazo en la cara. Son imágenes que han circulado recientemente por las redes sociales donde se pueden observar las miserias de la condición humana en perjuicio de seres que no tienen las condiciones para defenderse.
De acuerdo con la Corte Constitucional, el estatus de los animales en el ordenamiento jurídico colombiano es variado y multiforme. Para la legislación civil, los animales son bienes con unas características especiales. Adicionalmente, las leyes 84 de 1989 y 1776 de 2016 al reconocer su condición de seres sintientes establecieron la prohibición general de maltrato y la obligación general de garantizar el bienestar animal.
De hecho, la dignidad de los animales está protegida por el derecho penal, donde toda conducta que cause sufrimiento a los animales, es castigada. Por medio de la Ley 1774 se adicionó al Código Penal, un título que sanciona severamente los delitos contra la vida, la integridad física y emocional de los animales.
Precisamente, por la importancia de este tema, la semana pasada la Fiscalía General de la Nación publicó la primera directriz nacional que establece los lineamientos para la investigación y judicialización de los casos de maltrato animal, bajo el principio de la dignidad, que se manifiesta en un conjunto de prerrogativas y derechos exigibles por vía judicial. Ya era necesaria la existencia de una hoja de ruta clara que permitiera enfrentar institucionalmente este tipo de flagelos. Esta hoja de ruta incluye los principios constitucionales que protegen a los animales, los lineamientos generales para la investigación del delito de maltrato animal, recomendaciones sobre la calificación jurídica y procesamiento penal de delitos contra animales, otros tipos penales donde se pueden ver afectados, y el sistema administrativo de prevención y sanción del maltrato animal.
Además, establece una metodología que permitirá realizar un análisis en contexto determinando la relación con el agresor, el impacto que causó en la calidad de vida del animal y el concurso con otros delitos. También incluye acciones en el trabajo con animales silvestres que son víctimas de delitos como el tráfico de fauna y que se afectan seriamente cuando son sacados de su hábitat. Igualmente, incluye otros delitos a los que se ven expuestos los animales como aprovechamiento ilícito de recursos naturales, la caza ilegal, la pesca ilegal y la experimentación ilegal con especies, agentes biológicos o bioquímicos.
Precisamente, el principal aspecto que se tiene en cuenta en la nueva directiva de la Fiscalía, para establecer si se cometió el delito de maltrato animal, es determinar a través de unos criterios jurídicos y técnicos, si se afectó su vida, salud, integridad física y emocional, como seres vivos dignos. Se tienen en cuenta conductas que afecten gravemente al animal, y aplica no sólo para animales domésticos sino también silvestres y exóticos.
Junto a la Directiva, actualmente, la Fiscalía cuenta con un equipo completo para frenar este flagelo contra los animales: 35 fiscales, 30 investigadores del CTI, 40 investigadores de la Sijín, un fiscal coordinador, 3 investigadores del nivel central y dos de ellos veterinarios. El trabajo de la Fiscalía, la Policía Nacional, las alcaldías, las gobernaciones, las diferentes organizaciones animalistas y los ministerios implicados, ha sido fundamental en la lucha por la protección de los animales. Pero es obligación de todos nosotros formar parte de la solución, no sólo proteger, cuidar y amar a nuestros animales, sino también denunciar cuando conozcamos algún caso de maltrato animal, llamando a la línea celular 122, la línea nacional gratuita 01 8000 91 97 48 y en Bogotá al 5702000 (opción 7).
Quien ha tenido un animal como compañero de vida, sabe que es un ser sintiente que merece amor, respeto y cuidado, y que forma parte vital de su existencia. Y como decía Albert Schweitzer, médico, filósofo, teólogo y músico franco-alemán: “No me importa si un animal es capaz de razonar. Sólo sé que es capaz de sufrir, y por ello lo considero mi prójimo”.