La Nación
¿Una naranja agria? 1 16 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

¿Una naranja agria?

Sergio Felipe Salamanca Borrero

 

Uno de los efectos colaterales que ha traído consigo la pandemia es la explosión normativa, lo cual puede verse reflejado en el número de decretos que a diario son expedidos por el ejecutivo. Para ponerlo en términos más gráficos, debemos tener en cuenta que, desde enero del presente año, han sido expedidos 528 decretos.

Ahora bien, a pesar de que resulte un poco dispendioso seguirle la pista a tanto decreto, de vez en cuando, uno se encuentra con decretos, que además de generar bastante controversia, permiten apreciar fuertes contradicciones ideológicas, tal como es el caso del reciente Decreto Legislativo 516 de 04 de abril de 2020, “por el cual se adoptan medidas para la prestación del servicio de televisión abierta radiodifundida, en el marco del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica”.

¿Qué podría tener de contradictorio o polémico un decreto que regula aspectos relacionados con el servicio de televisión en tiempos de crisis? ¿Por qué tanto alboroto? Son las preguntas que usted podría estarse haciendo en este momento. Pues bien, para comenzar, vale la pena recordar que, desde mucho antes de aspirar a la presidencia, Iván Duque se destacaba como uno de los promotores de la Economía Naranja, siendo coautor en el año 2013, de una publicación titulada “La economía naranja – Una oportunidad infinita”, en la que a lo largo de más de doscientas páginas, se hace una exposición bastante ilustrativa y técnica sobre la materia, eso sin mencionar el especial lugar que ha ocupado el tema dentro de su discurso.

Tomando en cuenta que estamos frente a un presidente que tiene un conocimiento bastante especializado y técnico en materia de economía creativa, no hay forma de culpar a sus asesores, por lo que sorprende el enfoque y alcance que se le dio al Decreto, el cual reduce drásticamente la “cuota de pantalla” o porcentaje mínimo de producción nacional que debe ser incluido dentro de la programación televisiva, pasando del 70% en horario triple A y 50% en otras franjas horarias, a sólo el 20%. En una situación como la actual, en la que la industria extranjera se encuentra protegida por el amplio consumo que se da por medio de plataformas como Netflix, considero que deberíamos ser más solidarios con nuestra industria audiovisual, una industria de la cual dependen muchas personas y de la cual han surgido grandes éxitos de talla mundial.