Luis Fernando Pacheco G.
El debate sobre la apertura de las instituciones educativas es un tema difícil, pero necesario. Es cierto que la pandemia no cede, Europa atraviesa un segundo brote viral y la OMS habla de un tercero en el primer semestre de 2021, mientras en América Latina la segunda ola es una amenaza cada vez más inminente. Si bien las noticias sobre la vacuna son positivas aún no hay una fecha certera para finalizar este aciago periodo.
Sin embargo, los confinamientos decretados en la mayoría de occidente desde el semestre inmediatamente anterior tenían por objetivo, no la desaparición de la pandemia, sino la preparación para el sector de la salud y para que la vida cotidiana se adaptara a una nueva realidad, por lo menos de manera temporal. Si esto de verdad fue así, diez meses son suficientes para prever canales que reactiven la educación, uno de los motores de desarrollo de cualquier nación.
Empezamos progresivamente a abrir teatros, museos, bares, restaurantes, centros comerciales y sin embargo, los establecimientos educativos de todo nivel, permanecen desiertos, y más allá de los decretos departamentales, municipales y distritales aún hay dudas sobre la deserción y los coletazos de la pandemia en el este sector.
Si bien no podemos negar que la virtualidad ha abierto nuevos canales útiles y complementarios para la educación, no reemplaza bajo ningún concepto la presencialidad, la interacción, los procesos de inclusión social real, los aprendizajes horizontales, el desarrollo de múltiples competencias (por ejemplo, en el crecimiento infantil). Es necesario un debate profundo, urgente y certero sobre las posibilidades y alternativas para que el sector no encuentre en 2021 otro año perdido.
Hay un elemento final que no podríamos dejar de considerar: para un país -que como el nuestro- tiene serios rezagos en materia de conectividad, especialmente rural, continuar con el confinamiento en materia educativa es profundizar la brecha de desigualdad y aplazar (o incluso cancelar) las menguadas posibilidades de acceso a posibilidades de desarrollo integral de una generación completa.
Antes de irnos. Durante la pandemia mi afición por los podcasts (productos radiales que se pueden disfrutar en cualquier momento) han crecido exponencialmente hasta hacerlos mi compañía. No podría dejar de recomendarles uno de los que más disfruto: Un periódico de Ayer, vidas de personas anónimas cuyas vidas fueron transformadas por un suceso histórico. Se los recomiendo en cualquier plataforma de audio
@luisferpacheco