Alejandro Serna
Mientras el pueblo neivano se entretiene en cabalgatas, entre la disyuntiva de la resaca electoral por la trágica noticia de que el Huila se quedó sin senadores y entre especulativos juicios de desvaslor sobre un nuevo endeudamiento municipal que de entrada es carente de argumento, toda vez de desconocerse y sin debatirse aún los avances de las facultades de crédito público anterior. Situación que advierto, peligrosamente sirve de cortina de humo para que avance de manera lánguida, soterrada y silenciosamente, una elección cuasi cocinada de Contralor Municipal, en el marco un proceso espurio y putrido, viciado en su legalidad, que expele un olor nauseabundo y ofensivo a nombre del dudoso actuar de la Universidad de Cartagena.
Escribo esta columna con indignación, de cómo esta Universidad intenta burlarse de los Neivanos que no tragamos entero, ante evidentes entramados, que de manera mañosa le quitan objetividad, asaltando nuestra buena fe, sin cumplir las obligaciones para lo cual fue contratada, el de realizar una prueba de conocimiento con un temario especifico para la selección del próximo de Contralor de Neiva.
Sin vergüenza alguna, esta Universidad hizo nugatorio el derecho al acceso de la información de los cuestionarios, amparándose por aspectos de derechos de autor, negando a la Comisión Accidental del Concejo de Neiva para participar del cotejo de preguntas y respuestas, ante serias denuncias de los participantes porque estos interrogantes fueron impertinentes, que indujeron al error, o sobre normas inexistentes, como la “ley 2578 del 2021” o la “ley 2578 del 2012”, o por normas que no aplican al control fiscal, incoherencias de lo exigido y de lo preguntando, o de irreverencias como el de preguntar sobre La ley 1437 de 2011 cuando no le es aplicable a la jurisdicción coactiva que las Contralorias adelantan, interrogantes todos, que fueron evadidos por los cartageneros salvajemente, omitiendo las ilimitadas reclamaciones.
Uno de los aspirantes debió exigir la foto de la hoja de respuestas del examen al inicio y al final de la prueba, a lo que curiosamente se opuso otro candidato, ¿acaso no todos se enfrentaban “en franca lid”? o ¿a alguien le preocupaba perder la oportunidad de cambiar sus respuestas? Esto dejó un tufillo de desconfianza en el ambiente. Afortunadamente varios aspirantes se pararon en la raya y se permitió esta mínima garantía.
Exhorto al sano juicio de la Mesa Directiva del Concejo de Neiva, quien tiene en últimas las potestades otorgadas por plenaria y quienes deberán resolver sobre las aparentes inhabilidades de los participantes, que curiosamente la universidad omitió y que en el caso de ser ciertas, conllevaría a declarar desierto este proceso contranatural jurídicamente, para iniciar de nuevo la convocatoria pública.
De continuar este proceso viciado, anuncio públicamente que me apartaré de votar y de validar un proceso lleno de pericuetos, curiosidades y de suspicacias, a cargo de una Universidad que ha actuado sin vergüenza alguna. Señores entes de control, tienen ustedes la última palabra.