Consuelo Serrato de Plazas
La desaparición de una persona muy cercana a mis afectos generó profundo dolor y más aún, cuando me enteré que su deceso se produjo como consecuencia de un suicidio.
En ocasiones nos sentimos tan abrumados por situaciones de estrés, angustia o desesperanza, que de no gestionarse con inteligencia y sensatez, a la postre podrían desencadenar en un desequilibrio con notables repercusiones, derivado de esa amalgama de emociones negativas que se constituyen en predictores de riesgo en términos de bienestar físico y psicológico.
Desde esa perspectiva, la inteligencia emocional, definida como la capacidad que tienen las personas para identificar y gestionar de manera saludable sus estados emocionales -de cara a la toma decisiones apropiadas-, resulta de la mayor importancia, de manera especial, cuando atravesamos por situaciones extremas.
Bajo esta premisa cobra vital importancia la conveniencia de activar válvulas de escape que permitan desbloquear esa olla a presión cargada de ansiedad, zozobra, y angustia que se va enquistando, casi sin darnos cuenta, en nuestra mente y en el momento menos esperado altera el juicio y raciocinio. En términos prácticos, las válvulas de escape se constituyen en estrategias de afrontamiento efectivas porque contribuyen a liberar tensiones y disminuir de manera eficaz el peso de las emociones.
Al margen de tales conductas, se halla demostrado que adquirir hábitos de ejercicio físico, reservar unos minutos al día para realizar técnicas de relajación y control de respiración, adoptar una dieta sana, alcanzar un sueño reparador, practicar algún hobby, optar por un buen libro o una buena película, sentirse escuchado por alguien de absoluta confianza, estallar de risa, son solo algunas de las actividades que oxigenan nuestra salud mental y provocan sensación de bienestar.
Gestionar apropiadamente nuestras emociones requiere de esfuerzo, constancia y disciplina. Sin embargo, todos en algún momento de nuestras vidas necesitamos mecanismos de escape que permitan liberarnos de esas cargas que a diario nos plantea la vida. Entre tanto, los invito para que atendamos la recomendación de la escritora Elsa Punset: «Sé compasivo, porque cada persona con la que te cruzas está librando una dura batalla».