Por: Francisco Argüello
Uno entiende a la Policía, tiene claro que están a tope de atender los desmanes y el vandalismo producido por el paro, aunque los robos y atracos en la vía Hobo- Yaguará, no son nuevos y se han vuelto una constante que amenaza con el desarrollo y la industria piscícola de la región. Dicha carretera, hermosa por la represa, y el empuje y progreso de sus moradores, se convirtió en un riesgo: asaltos, hurtos, intimidaciones en las fincas, y ni qué decir del robo de ganado. No hay asomo de vergüenza por parte de los bandidos que provienen de municipios cercanos, ingresan en algunos casos por dos vías que conectan a Hobo con Campoalegre y hacen de la suya. La Policía tiene claro cuáles son las rutas y han atendido, pero no es suficiente. No dan abasto. Los asaltantes cometen sus ilícitos y huyen como si nada. Pocas veces, resultados. Casi siempre, no pasa nada. Pero, ¿dónde está el Ejército? El Comandante de la Novena Brigada desprotegió las compuertas de Betania porque desplazó- dicen los labriegos- a un batallón que existía en la zona y garantizaba la seguridad del área, que hoy es un ‘cementerio’. No hay soldados. Ni en la base, ni en la carretera. No hay percepción de seguridad militar y eso preocupa porque es zona rural y la vía se ha convertido como alternativa ante los bloqueos por la carretera principal que de Campoalegre conduce hacia Hobo.
El Coronel Eduardo Alberto Arias, comandante del Ejército, debería explicar si constitucionalmente sus hombres no están al frente del paro, ¿en qué andan? Porque si no lo sabe, por la vía Hobo- Yaguará, no los ven hace rato y sería importante que no desprotegieran a una región de huilenses que solo quiere trabajar, generar desarrollo y que les dejen en paz los bandidos. Es una vergüenza que a una familia la asalten en su propia finca, a otra le hurten casi diez millones en material con los que pretendían construir su vivienda y a otros les roben sus motobombas con las que extraen agua. Allá le pueden contar las veces en que ladrones, con armas cortas y largas, se roban motos.
Ojalá devolvieran la base militar, improvisaran retenes estratégicos y le retornaran la tranquilidad y seguridad a la gente. Uno entiende que no hay un soldado por cada hectárea de terreno, pero es que por allí pocas veces se asoman. Y la policía, hace un esfuerzo grande, pero son pocos uniformados, y algunas veces no tienen gasolina. Otras, tienen su vehículo averiado.
Nota uno: el alcalde de Hobo, Juan Carlos Perdomo, y la alcaldesa de Campoalegre, Elizabeth Motta, deberían ponerle punto final a este flagelo porque la carretera les pertenece a los dos municipios. Yaguará, igual, pero seamos francos, les vale huevo porque es más lejos. Deberían invertir en seguridad.