La Nación
Uribe: Petro no es doctor 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Uribe: Petro no es doctor

Mario Andrés Huertas Ramos

 

El subtítulo de esta columna podría ser fácilmente “Doctores sin doctorado”. Y digo lo anterior porque el expresidente Uribe Vélez se ha referido, en no pocas ocasiones, al senador Gustavo Petro, desmovilizado de la guerrilla del M -19, como doctor.

Lo que resulta a todas luces un despropósito en razón simplemente a que Petro no goza del título académico de doctor o Ph.D., por lo tanto, aclaremos para los lectores no familiarizados en estos temas qué es un doctor.

Así las cosas, el doctorado es el último escalón en la carrera académica que supone para sus aspirantes cumplir varios requisitos de fondo como tener un título de pregrado, estudios de maestría, experiencia certificada en docencia universitaria y, por supuesto, publicaciones académicas.

Sumado a ello, el doctor ha pasado por un programa que le ha obligado a tomar cursos de fundamentación y electivos en función de su disertación doctoral.

Me explico aún más. Un doctor ha cursado cuatro años en los que además de los cursos mencionados como estudiante o doctorando ha presentado, ante un tribunal académico, su propuesta de investigación que parte de un problema o pregunta formulada en beneficio no solo de la disciplina sino en términos prácticos, de ahí la importancia de las pasantías doctorales.

Una vez aprobada la propuesta, el doctorando deberá encarar el problema de forma metodológica con ayuda de otras áreas del conocimiento lo que probablemente le demandará ser proficiente en segunda, tercera y hasta cuarta lengua, según sea el caso.

Dicho lo anterior, en promedio, un doctor además de los cinco años de estudios profesionales debe cursar dos de maestría y cuatro de doctorado; acumulando así, en teoría, “once” años de estudios. Pero, los que nos hemos sometido a esa faena sabemos que, en la práctica, son más años.

He realizado este recuento porque resulta importante valorar y resaltar no solo el denuedo intelectual, de quienes han decidido hacer completamente su carrera académica, sino su esfuerzo económico y personal para lograr el título de doctor.

De esta manera, según el argot del momento, deberíamos normalizar decirle doctor EXCLUSIVAMENTE a quien ha hecho este recorrido y no a cualquier profesional especializado que está, con todo respeto, muy lejos de tener el nivel académico de un doctor.

Pero volviendo al senador Petro, se debe aclarar que, sin desconocer su cualidad de persuasión, NO resulta ser el hombre inteligente, y muchos menos culto, del que habla el expresidente Uribe, pues, en muchas de sus declaraciones ha dado muestras de no ser tan docto (como creen sus fanáticos seguidores) en asuntos públicos y, mucho menos, en el manejo de la lingua franca.

Por lo tanto, resulta inapropiado y falaz referirse a los abogados y a otros profesionales, por ejemplo, de la salud, como doctores. Lo anterior aplica obviamente para los funcionarios de la rama judicial, ministros de Estado, congresistas y, por supuesto, para el presidente de la República.