La Nación
Usted es la carta de presentación 1 19 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Usted es la carta de presentación

Froilán Casas Ortiz

Obispo de Neiva

En nuestra cultura existe la maldita costumbre de buscar padrinos para todo. Por favor, brille con luz propia. Los pergaminos no los dan los padres. En política, esas “herencias” son nefastas. No necesariamente de un gran líder político o gobernante, sale un hijo con el mismo talante. Cada uno debe ganarse los espacios, son sus frutos los que dan posicionamiento en la vida laboral, social, académica o de cualquier otra índole. ¿Por qué buscar recomendaciones para ingresar al mercado laboral? La mejor carta de presentación la da usted: su calidad en el trabajo. Si usted es un excelente trabajador, no tema por su puesto, ya está asegurado. Ningún empleador del sector privado va a perder a un excelente trabajador.

Infortunadamente en el sector público no ocurre siempre lo mismo, por eso quiebran, con alguna frecuencia, las empresas del Estado, -por ejemplo, la antigua Caja Agraria, Telecom, Puertos de Colombia, etc.-. Así de sencillo, se la tragaron los pésimos funcionarios de carrera. No hay peor infección en una empresa que los funcionarios rémoras y zánganos, vegetan, solo viven criticando todo, sin dar solución a nada y esperando a todo momento el reajuste salarial.

Por favor, para exigir hay que dar.  ¿Qué autoridad moral tiene usted para pedir, si lo único que sabe conjugar es el verbo pedir, usted no conoce ni por los forros el verbo OFRECER? Por favor, sea creativo, recursivo: a problema, solución; no viva como una plañidera quejándose por todo. Usted se parece a la gata angora: si la meten chilla y si la sacan llora.

No busque privilegios, excepciones, gánese los espacios por su esfuerzo, disciplina y dedicación: no hable tanto de derechos, cumpla los deberes que si los cumple, ya está respetando los derechos. Deje de criticar la oscuridad, encienda una lámpara. La persona excelente deja huella, claro, huella de bien. Por favor, no sea tristemente célebre. Que a usted lo recuerden y añoren por su capacidad de servicio.

Hay gente detestable en los puestos de trabajo: tienen un genio parejo, a toda hora están de mal humor: amanecen cansados y atardecen doblemente cansados, se quejan de todo y no aportan nada. ¡Qué gente tan fastidiosa! Son el CO en el ambiente de trabajo. Para ellos ningún jefe es bueno. Aquellos que tanto se quejan de los jefes, cuando llegan al poder, suelen ser los más terribles autócratas y tiranos.

Tenga cuidado con las personas taimadas: detrás de su morronguera tienen su montonera y otro: de las aguas mansas líbrame, Señor que de las turbulentas me defiendo yo. ¡Cómo somos engañados!, ¿verdad? Por eso se dice: caras vemos, corazones no sabemos. ¡Ah! Tanta traición. Dice el libro Santo: “El corazón del hombre es lo más retorcido, no tiene arreglo, ¿quién lo conoce?”. Dios sí conoce todo.