Los recientes escándalos por acoso sexual, reflejan la decisión de las victimas de rebelarse contra esta práctica perversa e inveterada, que sustentada en el abuso de poder, se sucede en el futbol, en el congreso de Colombia, en las altas cortes de justicia, en las universidades, en la iglesia católica y en general en todo espacio de la sociedad donde la relación de poder y autoridad del acosador con la víctima se constituyen en el escenario ideal para su sometimiento.
La rebelión inició con el movimiento #MeToo (yo también) a raíz de la denuncia contra el magnate del Hollywood, Harvey Weinstein, amigo de expresidentes y políticos muy poderosos, pero que finalmente por el coraje y valentía de sus víctimas, fue sentenciado a más de dos décadas en prisión.
En Colombia los escándalos pasan por las denuncias de sodomía de jóvenes policías en el Congreso de la República y más recientemente lo expuesto por el ex senador Gustavo Bolívar refiriéndose a que varios de sus colegas ejercían esclavitud sexual retribuida con contratos en las Unidades de Trabajo Legislativo. Ya son varias las voces que comienzan a dar pistas sobre estos actos y corroboran la veracidad de estas conductas intolerables que no admiten el silencio ni la complacencia de la sociedad ni las autoridades.
Lo más reciente fue la denuncia contra el designado embajador en Emiratos Árabes Unidos, Víctor de Currea-Lugo quien se ha desempeñado como catedrático en varias universidades y el escándalo mediático por su indecoroso trasegar de sexo por notas que desató la parlamentaria Jenifer Pedraza, lo que finalmente condujo a su renuncia. Como no recordar el secreto a voces de un “ilustre profesor universitario” de nuestra parroquia que hoy ostenta dignidades de burócrata con arrogancia y desfachatez.
Estas conductas deben ser rechazadas y denunciadas sin revictimizar a quienes han pasado por ese infierno y ojala todos y todas encuentren el coraje para denunciar con la certeza que los tiempos han cambiado y la sociedad les rodeará solidariamente. No hacerlo es permitir que esa conducta se siga presentando. Por eso resulta inexcusable la reacción airada del ex parlamentario y recién designado embajador en Suiza, Germán Navas Talero, quien posa de haber sido la conciencia jurídica del congreso donde pasó sin pena ni gloria durante 24 años y hoy se exhibe como todo un troglodita. Me pregunto qué huesos esconderá en su closet para una reacción tan airada y desproporcionada.