Ha causado inmenso dolor en el sector de la salud y ciudadanía en general el fallecimiento esta semana del médico, Oscar Moreno Vargas, a causa del coronavirus. Tenía 55 años de edad, era cirujano general y especialista en Medicina Laboral, Salud y Seguridad en el Trabajo. Gran parte de su vida la dedicó al Hospital Universitario ‘Hernando Moncaleano Perdomo’ de Neiva, desde donde sobresalió por su diligencia y vocación de servicio.
Con la llegada de la pandemia, el médico Moreno no dudó en continuar al frente de sus labores, a pesar de que su obesidad lo puso automáticamente como una persona con inmenso riesgo frente al coronavirus. De hecho, hacía parte del comité de crisis covid-19 que creó en abril pasado el centro asistencial para hacerle seguimiento a los casos de esta enfermedad.
El galeno enfermó, fue diagnosticado con covid-19 y luchó por su vida. Ingresó a la Unidad de Cuidados Intensivos del mismo Hospital Universitario de Neiva el 20 de julio y en las primeras horas del lunes pasado, dejó de existir.
El fallecimiento del médico Moreno Vargas ha generado una honda herida en el personal de salud, que, al estar en la primera línea de batalla, está aportando una gran cuota de sacrificio en medio de esta pandemia.
Las historias de las vidas de médicos y enfermeros que se están apagando por cuenta del coronavirus deben llevar a que los huilenses y los colombianos valoren más la labor del personal de la salud. Y no se trata sólo con aplausos o mensajes en redes sociales, al personal sanitario se le debe valorar con mejores remuneraciones, con pagos oportunos y con la entrega de elementos de protección de calidad.
La mejor forma de honrar la memoria de los médicos y profesionales de la salud que han muerto por coronavirus es tratando de manera digna a quienes, a pesar del peligro, siguen arriesgando valientemente sus vidas.