La Nación
Verdades poderosas para comprender la tragedia 1 16 abril, 2024
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Verdades poderosas para comprender la tragedia

Un histórico e inolvidable encuentro entre víctimas y victimarios, abrió una ventana para el perdón y trazó un camino para la reconciliación. 

RICARDO AREIZA

unidadinvestigativa@lanacion.com.co

Aunque desgarrador, el encuentro entre víctimas y victimarios, organizado por la Comisión de la Verdad,  resultó histórico.

Dramático, sin duda, pero necesario y esperanzador para explorar el perdón y avanzar hacia la reconciliación.

Durante las cinco horas que duró el ejercicio de perdón y reconciliación realizado en Bogotá, las víctimas revivieron las pesadillas, el horror del secuestro y la ignominia.

Hubo lágrimas, denuncias y reclamaciones salidas del corazón. También gestos sanadores de perdón

“Quería oírlos hablar desde su corazón, no desde la política”, prorrumpió Ingrid Betancourt al comenzar su relato espeluznante.

“Aquí estamos los que estamos -afirmó-, cargando con nuestras heridas y nuestros muertos, con la dificultad de mirarnos a las caras, con el dolor de oírnos y con el pudor de nuestras emociones”.

“Me sorprende que nosotros de este lado del escenario estemos todos llorando y que del otro lado no haya habido una sola lágrima”, les recriminó con ímpetu. Hubo largas pausas. También suspiros y mucho coraje.

“Me cuesta trabajo no seguir llorando, pero debo confesarles que me sorprende que nosotros de este lado del escenario estemos llorando y que del otro lado no haya habido una sola lágrima”, les recriminó.

“Mientras que ustedes no se despierten por las noches con las mismas pesadillas que nosotros, estaremos todavía en la distancia de no poderle explicar a Colombia lo que realmente sucedió. Volver a ser humanos es llorar juntos”, afirmó el Teatro Libre ubicado en la localidad de Chapinero en Bogotá.

Era la primera vez Ingrid Betancourt volvía a encontrarse cara a cara con miembros de las antiguas Farc, después de 13 años se su secuestro perpetrado el 23 de febrero de 2002 en San Vicente del Caguán (Caquetá) sede de los frustrados diálogos de paz durante el gobierno de Andrés Pastrana.

Vergüenza

“Reconocemos que muchas de las personas secuestradas fueron sometidas a tratos indignos de su condición humana, padecieron agresiones físicas y morales que aumentaron innecesariamente su sufrimiento”, afirmó Rodrigo Londoño, (‘Timochenko’).

“También, que un alto número de las víctimas de secuestro terminaron perdiendo su vida hallándose en nuestras manos, y lo que es peor, sepultadas en algún lugar de la geografía rural, que, dadas las circunstancias de la confrontación armada, resulta hoy difícil de determinar con precisión”, admitió el exjefe guerrillero, quien suscribió los acuerdos de paz que facilitaron el desarme de la guerrilla más antigua del mundo.

“A quienes nunca regresaron y a sus familiares les suplicamos perdón. También a la sociedad colombiana. Somos conscientes que nada puede justificar el dolor”, afirmó.

“No pretendemos excusarnos, comprendemos a quienes se abstienen de perdonar”, remarcó el último comandante de las extintas Farc.

Los 32 miembros de la cúpula de las antiguas Farc, convocados a la JEP, por los secuestros, solo cuatro concurrieron a este evento público de reconciliación, promovido por el sacerdote Francisco De Roux, presidente de la Comisión de la Verdad.

No más guerra

También hablaron las víctimas del Huila, entre ellas Ángela Cordón, cuyo padre y su tío Guillermo y Reinaldo Cordón Herrera desaparecieron en el 2003 en Caquetá, con el comerciante José Arbelay Losada. Nunca regresaron. Y luego el actual diputado, José Armando Acuña, secuestrado cuando sesionaba en Garzón.

“No más guerra, les digo al Estado, a la insurgencia, a quien sea, no más guerra por Dios santo, duele, este país ha sufrido y este país, por los niños por los jóvenes merece vivir en paz, “, afirmó con voz entrecortada. Acuña fue liberado el 11 de febrero de 2011, después de 22 meses de cautiverio.

Verdades poderosas para comprender la tragedia 7 16 abril, 2024
José Armando Acuña con Carlos Lozada.

Histórico

“Para la historia política del país, quedará que el 23 de junio de 2021, en el marco de la Comisión de la Verdad, comparecieron de manera voluntaria algunas víctimas de las Farc, entre ellas Ingrid Betancur, y varios de los entonces líderes de esa guerrilla, para que estos últimos hicieran la solicitud de perdón, pero, sobre todo, para que nuevamente escucharan los reclamos de aquellos que sufrieron la ignominia del secuestro”, aseguró en analista Germán Ayala Osorio.

“Sin duda alguna, el encuentro entre víctimas y victimarios constituye un acontecimiento de especial valor político, pero sobre todo humanístico”, destacó en el semanario Caja de Herramientas.

“El valor de este encuentro reside en que quienes actuaron como señores de la guerra, y quienes los padecimos, todos aquellos que estuvimos en el ojo del huracán de la guerra, nos levantamos al unísono ante Colombia para decirle al país que la guerra es un fracaso, que solo ha servido para que nada cambie y para seguir postergando el futuro de nuestra juventud”, afirmó Ingrid Betancourt.

“Quienes padecimos las acciones y las omisiones de los antiguos integrantes de las Farc sabemos que la reconciliación es una palabra que pesa mucho, y que el camino que llega hasta ella, más allá de cualquier perdón por parte de nosotros, sus víctimas, pasa por una búsqueda de redención por parte de quienes fueron nuestros victimarios”, afirmó.

Sin venganza

“Hay que transformar la memoria, mantenerla viva, con todo su dolor. Porque es lo que nos hace pensar que lo intolerable no puede jamás volver a suceder”, aseguró el sacerdote jesuita Francisco De Roux, presidente de la Comisión de la Verdad.

“Pero que la memoria no nos incite a la venganza, sino que sea una memoria grande que nos ayude a comprender la tragedia”, precisó

“La violencia nunca ha sido ni será la solución y que, si ellos pudieron escucharse y liberarse de las cadenas del rencor y de la venganza, entonces podemos decir que el amor es más grande, que hay esperanza y si hay esperanza, hay futuro”, insistió Ingrid Betancourt.

“Mientras nuestra pesadilla sea solamente nuestra, mientras ustedes no se despierten por la noche con las mismas pesadillas que nosotros, estaríamos en la misma distancia, de no poder explicarle a Colombia lo que realmente sucedió, volver a ser humanos es llorar juntos.

“Si los que estamos aquí presentes, hijos de Colombia marcados en carne viva por el odio, hemos podido escucharnos y hablarnos con todo lo que nos cuesta, podemos decir que el amor es más grande. Que hay esperanza. Si hay esperanza, hay futuro”, concluyó la ex candidata presidencial, Ingrid Betancourt, quien regresó al país, enhorabuena como una esperanza, en medio de un despertar ciudadano que reclama con urgencia un cambio.