La Nación
Vergüenza y repudio 1 28 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Vergüenza y repudio

Una mirada hacia la familia

Consuelo Serrato de Plazas

 

Para el líder estadounidense Martin Luther King: «La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve».

¿Hasta cuándo tendremos que seguir tolerando el uso excesivo de la violencia y abuso de autoridad por parte de la fuerza pública? ¿En dónde ha quedado el respeto por la vida, piedra angular de los derechos humanos?

Bajo ese contexto resulta inevitable no traer a colación la muerte  de Dilan Cruz, el joven que resultara herido tras ser  impactado por un artefacto que al parecer fuera lanzado por miembros del Esmad durante las manifestaciones del 23 de noviembre pasado. Y ni qué decir del exceso de violencia de que fuera víctima Javier Ordóñez por parte de un grupo de uniformados. Como tampoco olvidar a Juliana Giraldo, la mujer que falleciera luego de ser impactada con un disparo por un soldado, en cercanías de Miranda, Cauca. Y como si no fuera suficiente un nuevo hecho de violencia enluta dos familias colombianas oriundas de San Agustín, Huila.

De acuerdo con hechos que son materia de investigación, dos jóvenes de tan solo 16 y 14 años perdieron la vida cuando se desplazaban en su motocicleta por un retén militar ubicado en la Vereda Palmar de Obando, «al parecer por el resultado de la reacción de uno de nuestros soldados, orgánico del Batallón de Infantería» según comunicado de prensa que expidiera el Comando de la Novena Brigada.

Cabe recordar que si bien es cierto una de las funciones atribuidas a la fuerza pública es la de preservar la seguridad y el orden público, desde todo punto de vista resulta inaceptable que amparados bajo un supuesto manto de  legalidad de manera recurrente haga uso desmedido de su autoridad al extremo de constituirse en factor de riesgo para la vida e integridad ciudadanas.

Más allá de las anteriores reflexiones resulta imperioso que sobre la base de una política de Estado oportuna y eficaz y desde el marco del respeto por los derechos humanos se le concientice e instruya acerca del adecuado ejercicio de sus acciones, en concordancia con los principios de necesidad y proporcionalidad que permitan combatir tan deleznables prácticas sobre la base del auténtico valor de la vida pues en caso contrario y como bien lo expresara Silo: «No hay sentido en la vida si todo termina con la muerte».