Violarla para salvarla. Por Hernando Gómez Buendía

Estuvimos al borde del precipicio, pero aquí no pasó nada. Así lo vio el Presidente y casi todos: la malhadada reforma a la justicia está, en efecto, muerta. Estuvimos al borde del precipicio, pero aquí no pasó nada. Así lo vio el Presidente y casi todos: la malhadada reforma a la justicia está, en efecto, muerta.Sin embargo, la muerta puede resucitar cualquiera de estos días, si a la Corte Constitucional le da por hacer cumplir la Constitución. Es sencillo: con ayuda de juristas ilustres, aplaudidos por los medios y con el apoyo ardoroso de la ciudadanía, el Presidente y el Congreso decidieron saltarse a la torera la letra y el espíritu de la Constitución para evitar que quedara destruida por una reforma aprobada según los procedimientos establecidos en la misma. Una competencia exclusiva de la Corte. Sin duda, la reforma era “inconveniente” y su aplicación, “catastrófica”. Lo era desde el principio y no sólo por los micos de última hora. Y aunque lo era no se podía deshacer sino siguiendo el método previsto en la Constitución. De lo contrario al Presidente le bastaría con decir que cada ley que le estorbe es “inconveniente” para librarse de toda restricción: una dictadura. Y sin embargo parece inaceptable que los formalismos impidan hacer algo que desea la inmensa mayoría de la gente. Sólo que esta vez los “formalismos” eran la esencia misma de la Constitución. Una Constitución es el reglamento para ejercer el poder. Por eso la reforma la liquidaba: era un cambio de fondo en el balance de poderes, donde los congresistas se libraban del control de los jueces y le cerraban la puerta a los escándalos. Implicaba una nueva -y siniestra- Constitución. Entonces Presidente y Congreso se saltaron el balance de poderes que establece la Constitución para evitar la reforma: escogieron violar la Constitución en su propia y paradójica defensa. Este brinco se disimuló en tres brinquitos inocentes que fueron tres abusos palmarios de poder: 1) Santos y Corzo se negaron a firmar o a “promulgar” la reforma. 2) Santos objetó el “proyecto”, aunque no podía y 3) Santos convocó el Congreso a sesiones extraordinarias de 2 días para que “decidiera sobre sus objeciones” y el Congreso derogó del todo la reforma. Pero la Constitución prohíbe que las reformas constitucionales se discutan en sesiones extras (es más: esta sesión ilegal es motivo de cárcel para los asistentes) -y el Congreso excedió su convocatoria. El truco consistió en tratar la reforma como una ley ordinaria. Pero sucede que el poder constituyente es distinto, anterior y superior al legislativo y distinto, aunque sea el mismo Congreso quien ejerza ambas funciones. Saltarse la Constitución para romper el equilibrio de poderes es un golpe de Estado. El Congreso estaba dando uno y el Presidente y el Congreso, para evitar ese golpe, dieron otro. Ahora puede que la Corte aplique la Constitución y resucite la reforma. O puede que bendiga el golpe y siente el precedente de que un gobierno con mayorías parlamentarias puede ponerse la Constitución de ruana. En cualquier caso quedó comprobado que aquí se vale hacer trampas para atajar otras trampas. Es decir, todo vale.

Café huilense presente en el Foro Económico Mundial

De acuerdo con ProColombia el café colombiano, reconocido mundialmente por su calidad y sabor único, será el protagonista de...

Oportunidades y retos económicos para Colombia con regreso de Trump

Hoy lunes asumirá la Presidencia de Estados Unidos el republicano Donald Trump, quien sucederá en el cargo al demócrata...

“Cuando llueve, ese hueco es peor”

Los habitantes del barrio Canaima, en el sur de Neiva, piden que sus vías principales sean arregladas, pues estos...

Síguenos en:

Artículo Relacionado

Petro no es socialista ni de izquierda

Para tener una aproximación al pensamiento de Petro en lo político y socioeconómico es importante mencionar algunos aspectos...

Sin una salida

Desafortunadamente, una vez más se terminó la tregua pactada entre el Gobierno y el ELN, como ha ocurrido...

Lecciones para ser alcalde o concejal de Neiva: “Los servicios públicos” (primera entrega)

El Estado hoy sólo se puede entender desde el cumplimiento de sus fines. Uno de esos fines esenciales...

¡Cuchas admirables!

Si lo que pretendía el Alcalde de Medellín era bajarle la intensidad al tema, se equivocó. Borrar el...