Todo el esfuerzo que han realizado Administraciones anteriores para lograr la paz en este país, puede resultar inútil si el Gobierno no le pone freno a la apología del delito que se ve por los canales televisivos nacionales. Y me refiero únicamente a estos por la no competencia que tiene para controlar los internacionales, a no ser que los saquen del aire, que sería lo recomendable, así no caiga bien para los que tienen esos gustos.
Tantos programas útiles, ilustrativos e instructivos, como de ciencia, belleza de la naturaleza, educativa, recreativa, en fin, que ilustran y sirven para la magnífica información, no solo de los niños sino de todas las edades, son un formidable aporte al conocimiento que muchas veces es desconocido en forma sorprendente. Pero lo que se difunde, incluso en horas no propicias para los menores son películas moralmente no aptas para los chicos. Y qué decir de recordarnos los momentos aciagos que ha vivido la nación por la arremetida violenta del narcotráfico, cuando esa debería ser una página cerrada, como la que se aspira si en verdad las Farc y el ELN entran con la mejor intención de abandonar toda esa época nefasta por seis décadas.
Creo que para contribuir a eliminar este tipo de publicaciones existe un organismo. Lo que se observa es que si opera no se nota, o la gente no contribuye a aunar fuerzas para exigir esta asepsia que se pide a gritos por la sociedad que reclama por recobrar la sana cultura de nuestros antepasados. Aquella que a los mayores de sesenta años disfrutamos sana y hasta ingenuamente.
Lo otro es que cualquier alcalde de Neiva que tenga la intención de enfrentar el desorden en la ciudad, debe ser consciente de la “pela política” así no sea represiva contra los vendedores ambulantes, sino que en forma consensuada, debe ubicarlos en un lugar donde la gente tenga fácil acceso y esta gente se organice allí, como por ejemplo cuando existió hace muchos años un sitio llamado “Pasaje de Las Brujas”, y que funcionaba en la galería que se incendió en el año l956 sobre la calle séptima.
La idea de ubicarlos donde funcionó el YEP parece acertada por la amplitud del local y encontrarse en el mismo sector donde tales ambulantes han obstaculizado la libre movilidad de las personas. Claro está que muchos de estos vendedores son empleados de almacenes, ya perfectamente detectados. Sobre esto también se debe bastante riguroso. Todo dentro de las mejores relaciones y para la armonía ciudadana.