Gabriel Calderón Molina
En el momento de escribir esta columna y, de acuerdo con las informaciones de prensa, la Concesionaria Aliadas, responsable de la vía Neiva – Mocoa – Santana, ya no va más como negocio de los Solarte, por la aplicación de la medida de la caducidad del contrato, por su evidente incumplimiento de sus obligaciones. Pero, así esto ocurra, el problema de Pericongo no tendrá pronta solución. La sustitución por otra Concesionaria no implica que automáticamente este problema quede resuelto, como creen algunos. La realidad es que, hasta ahora, nadie, ni el Departamento, ni Invías, ha hecho un estudio técnico que, a partir del diagnóstico sobre las fallas geológicas del lugar, determine la solución y establezca los costos y tiempo de recuperación de la vía.
Lo anterior quiere decir que los inconvenientes de viabilidad continuarán por largo tiempo afectando el transporte que mueve la economía del Huila, Caquetá, Putumayo y Cauca. El periódico la Nación publicó unas estadísticas que muestran la afectación al turismo, reflejado en las entradas de visitantes al parque Arqueológico de Mesitas en San Agustín en el año pasado. Mientras que en los años anteriores el ingreso al parque venía creciendo entre 5.000 y 7.000 personas al año, en el 2018 tan solo lo hicieron en 1681, dato que expresa claramente las cancelaciones de reservas que recibieron a los hoteles en el segundo semestre del año pasado por la inseguridad que genera Pericongo y que seguramente Cotelco debe conocer.
La reunión que se acaba de cumplir de los gobernadores con el presidente Duque en San Agustín, es posible que tan solo se haya limitado a informar que la Concesionaria Aliadas no va más y a ofrecer que el problema será resuelto. O sea que no hay respuesta inmediata sobre las alternativas para normalizar la viabilidad hacia el sur. Los ingenieros que conocen el caso, opinan que solo hay dos alternativas: la primera es construir la vía por donde existió el antiguo camino de herradura, directamente entre Altamira y Naranjal. La segunda por el sitio de Pericongo, pero construyendo lo que llaman un ‘falso túnel’ que garantice la seguridad de los viajeros ante la posible la caída de rocas y derrumbes sobre la vía. Lo cierto es que se ve lejos la solución de este problema, diga lo que diga el presidente.