La Nación
Al avispado no le da coronavirus 1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Al avispado no le da coronavirus

Fermín Beltrán Barragán

Esta Colombia desborda el realismo mágico de García Márquez. Una persona me asegura que el Covid 19 no existe, que no ha visto al primer contagiado todavía y que hay ataúdes que se creman vacíos, que todo es un embeleco; otra anda con un tapabocas en el bolsillo, es precavida, si ve a un policía se lo coloca y no pasará nada; otra me comenta que estuvo en la calle y aunque no es su día de salir ningún policía la paró. Alguien dijo que “somos más avispados que inteligentes” y es que el avispado es el que engaña, pero se autoengaña, el que no hace la fila, el que da la comisión para agilizar el paso, el que busca siempre el atajo.

El día sin IVA, en algunas partes,  dejamos al ser y volvimos al tener, la euforia de la compra fue superior a la responsabilidad, nos olvidamos de la distancia, nos apretujamos, nos empujamos en el desenfreno de aprovechar la ganga y salimos cargados de aparatos y cosas, tomamos del aire todo lo que fue posible, compartimos partículas, salivas, sudores, pero no nos va a pasar nada, la vida sigue y que vuelvan las oportunidades para evadir el protocolo y engañar al policía, si engaño al policía, seguro no me dará coronavirus.

El problema no es el día sin IVA, los comerciantes tienen derecho, los consumidores también, la economía hay que reactivarla. El problema de fondo son los valores sociales y nuestra cultura, que celebra y aplaude al vivaracho, al que toma ventaja y castiga sin piedad al que “da papaya”; podemos establecer mil protocolos, pero si no los interiorizamos en nuestros valores, siempre habrá a quien culpar y para ello alzamos la mano con facilidad, señalamos, juzgamos y si nos da miedo nos escondemos en las redes sociales y decimos cualquier cosa. Al fin y al cabo, los que mueren son los otros, los que no usan las medidas sanitarias, a esos los descalificamos, pero si somos nosotros los que no las usamos, aflora la disculpa porque somos avispados y sabemos evadir y echar la culpa a otros para quedar limpios.

Por fortuna no todos son avispados en Colombia, también hay muchísimos inteligentes, aquellos que tienen claro que vivir con otros implica refrenar la lengua y refrenar las libertades, cuidarse para cuidar a los demás, actuar con honestidad para que la corrupción desaparezca, afirmar con argumentos para que se guarde la dignidad y la honra que tanto se pregona, aquellos que están logrando avanzar en la transformación de los hábitos y de las costumbres, esos son los inteligentes de los cuales tendremos que aprender, porque todos podemos hacerlo para que este país de los más “inteligentes del mundo”, empiece a reflexionar y actuar con criterio, de lo contrario seguiremos paralizados en las reflexiones parroquiales.