Mario Andrés Huertas Ramos
Parafraseando a Calos Lleras Restrepo, quien decía “exportar o morir”, hoy debemos decir literalmente: “vacunar o morir”.
Lo digo porque, según lo anunciado por el presidente Duque, el próximo 20 de febrero empezará la vacunación contra el Covid-19 en todo el país.
Según lo estimado por el mandatario, la meta es llegar con gran variedad de vacunas (Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Sinovac y Jannsen) a 35 millones de colombianos -cerca del 70% de la población- para fin de año. Coordinando, según el plan, la acción de actores públicos y privados.
Sin embargo, según la encuesta “Pulso Social” del DANE solo se vacunaría el 60% de la población encuestada, lo que resulta una total amenaza a la salud pública del país. Y cabe preguntarse: ¿algunos de los que critican al gobierno porque la vacuna no ha llegado pueden estar en ese 40% que no quiere vacunarse?. Señores, el tema es sencillo: “vacunar o morir”
Lo anterior debe tenerse en cuenta porque otros países que ya han empezado el proceso han enfrentado una serie de problemas tanto con el suministro como con la logística.
Según lo visto, lo importante era empezar a vacunar, sin un plan debidamente concebido, para atender el clamor inmediato de la opinión pública pero no para lograr una meta sostenible que permitiera ir reduciendo los niveles de contagio.
Al parecer, el plan que lidera el Ministro de Salud (Fernando Ruíz Gómez) ha contemplado variables que en otros países, por el afán de empezar, no tuvieron en cuenta y de ahí, los lamentables resultados en países como Italia y otros de la Unión Europea.
Pero el tema va más allá de la planeación pública. El presidente debe ser muy consciente que si esto no sale bien, el precio en vidas y, por ende, el precio político que pagará será altísimo.
Para nadie es un secreto que el presidente Duque no goza de la tolerancia y paciencia que la opinión pública ha tenido con otros mandatarios o, por ejemplo, con los altísimos niveles de complacencia que tuvo Juan Manuel Santos.
No olvidemos que este es un año pre electoral y que los políticos han empezado a plantear estrategias como cambios de nombre, alianzas, consultas y todo tipo de malabarismos que juzguen necesarios para no salir de la escena política.
Por eso lo importante del éxito que tenga el plan de inmunización. Lo cual exigirá que el presidente lidere con extremo detalle la implementación del mismo. En esto, la micro gerencia será decisiva para reducir la tasa de contagio y, por ende, salvar vidas.
Sin ser ingenuos, no podemos olvidar la mezquindad de muchos políticos, y de sus fieles seguidores, quienes harán de esta tragedia su arma predilecta para cobrarle al presidente, y a un sector político, las vidas que se lleve el coronavirus.
Más allá de la planeación pública, del calendario electoral, de la cicatería de los políticos y del fanatismo de sus seguidores. El tema son las vidas que están en juego. Insisto: “vacunar o morir”.