Gabriel Calderón Molina
Los efectos desastroso del Covid-19 han afectado, a unos más que otros, todos los sectores de la economía huilense. El sector comercial cuenta con la Cámara de Comercio y con Fenalco, organizaciones que de alguna forma le dan apoyo a los comerciantes en su difícil camino en medio de la pandemia que no se detiene. No ocurre igual con el turismo, sector que a lo largo y ancho del país, ha sido posiblemente el más golpeado, cuando los transportes, aéreos y terrestres, ya llevan más de cuatro meses paralizados.
En El Espectador, del pasado domingo 26 de julio, la analista de la crisis generada por el Covid-19, Lucety Carreño Rojas, puso de presente la tremenda realidad por la que está pasando el turismo. Para ella las expectativas que tenía esta actividad para el 2020 eran muy optimistas, con la posibilidad de superar las cifras de años anteriores de ocupación hotelera. Pero con el Covid-19, en el primer semestre de este año el turismo mundial se contrajo un 22%y al finalizar el año, la cifra podría reducirse entre el 60 y el 80%. En Colombia la cifra de visitantes extranjeros en el primer semestre de este año se redujo en un 40%.
Vale recordar que el Huila, desde hace casi 20 años, se estableció en la Agenda Interna de Productividad y Competitividad, que el turismo, con base, ante todo, en su enorme potencial cultural (Arqueológico – Festival del Bambuco) y de la naturaleza a lo largo y ancho de su territorio, constituía la segunda apuesta productiva, después de la agricultura y la agroindustria, para desarrollar en el departamento y generar empleo. En este año, por cuenta de la pandemia, casi todo lo que se ha podido construir en esta materia, está paralizado: el transporte terrestre y aéreo, los servicios hoteleros, la guianza turística, generando desempleo, parálisis del comercio, y otras de actividades que fortalecen la industria del turismo regional. Al cualquier huilense le duele que esto ocurra en San Agustín, Pitalito, Isnos, Villavieja, Neiva, La Plata, en pueblos de turismo religioso y muchos otros sitios del Huila en similares malas circunstancias.
Hablo con frecuencia con amigos de San Agustín. Me duele escuchar lo que está ocurriéndole a muchas familias por la falta de ingresos. Igual sucede por todas partes. Me parece que el gobierno departamental debe asumir un papel más a fondo frente a este problema que a casi todos los huilenses nos agobia, nos crea desesperanzas y temores de que la pandemia sea mucho más larga de lo que creen algunos.