La Nación
Renunciar a tu sueño personal 1 30 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Renunciar a tu sueño personal

Por: René Jiménez Cobos

Cuando un periodista entrevistó a Abraham Lincoln, después de que él perdiera su novena campaña electoral como aspirante a presidente de los Estados Unidos, le dijo: “¿No está cansado de perder?”. Él le respondió: “Yo no he perdido, sólo que aún no he alcanzado lo que he querido”.

Muchas veces tenemos sueños grandes, pero las circunstancias o el no ver el cumplimiento de esos sueños, hace que nos detengamos frente a la conquista y que dejemos de avanzar en lo que anhelamos. El tiempo o los obstáculos no pueden ser el impedimento para alcanzar el sueño de Dios para nosotros.

Una característica particular de los sueños que vienen de parte de Dios para tu vida es que son muy altos, muy grandes y no se comparan a los nuestros.

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9).

Si no hemos alcanzado cosas mayores, tal vez es porque nos hemos negado a soñar, y no hemos aceptado el tamaño de los sueños de Dios para nosotros.

¡Recuerda que Dios quiere que soñemos en grande!

Lo más difícil para el ser humano es llegar a soñar con algo que está fuera de su alcance, porque siempre vendrá la pregunta: “¿Podrá esto hacerse realidad?”. Para esto es importante pedirle a Dios que nos llene de Su fe y así romper todo limitante que haya en nuestra mente y poder visualizar en grande.

Es importante entender que los sueños hacen parte del lenguaje de Dios y que Él siempre quiere lo mejor para tu vida. Nunca Él permitirá que tu crees un sueño para que luego quedes en vergüenza, sino al contrario, el Señor te quiere honrar y quiere que tu vida sea un ejemplo para otros.

Dios desea que siempre tengas sueños nuevos y no que año tras año sigas soñando con lo mismo que tal vez no ha sucedido, pues no puedes construir el sueño de Dios con tus antiguos sueños; debes desprenderte de éstos sueños viejos y darle la oportunidad al Señor que plasme Su sueño en ti.

Ponte en evidencia delante de las personas que están a tu alrededor, y declárales cuál es ese gran sueño que Dios te ha dado, pero lo que debes entender es que al declarar tu sueño, estás haciendo una declaración de fe y todo lo que puedas ver y declarar, lo vas a ver hecho realidad en tu vida.