La Nación
A María se le embolató la bicicleta 1 18 mayo, 2024
INVESTIGACIÓN

A María se le embolató la bicicleta

Justo el primero de mayo, por exceso de confianza, María Polanía Ramírez, entregó ingenuamente su bicicleta de carga a un desconocido que puso en vilo su estabilidad laboral.

Por: Olmedo Polanco

 

 

Pedaleaba con dificultad. Era la primera vez que conducía una bicicleta de carga. ‘Echó mano’ de sus habilidades de ciclomontañista, pero el peso y las dimensiones de la ‘bicicargo’ retaban sus destrezas y condición física. Conducirla provoca en la máquina una sensación de desobediencia mecánica, porque el sistema no atiende de manera inmediata el giro a izquierda o derecha cuando se maniobra el timón buscando fijar rumbo.

En cambio, ‘María Planta’ conduce con propiedad. Está acostumbrada a subir las pendientes de la topografía en Neiva, que se cuentan con los dedos de una mano. Su principal puerto de montaña es la calle Octava, hacia el sector de Las Brisas (Oriente de Neiva). Allí vivía con sus abuelos y su hijo Matías cuando él tenía seis años de edad. ‘Careperro’, ‘La Llorona’ y el ‘Alto del vino’ seguro que serán ascensos retadores en
el relieve cercano a Neiva. “Soy muy ‘tesa’. O sea, aparte de la fuerza que tengo en las piernas, especialmente, mi cuerpo asume mucha resistencia para el esfuerzo y los retos físico”, me ha narrado María esta madrugada de viernes lluvioso en Neiva. A pesar de la pertinaz lluvia, había dejado a Matías en la avenida Sexta W donde lo recoge la ruta escolar.

La bicicargo está provista de frenos hidráulicos que responden con seguridad a las exigencias de su peso en movimiento. El conjunto de cambios es Shimano de nueve discos dentados en la parte posterior y
una tracción que incluye dos coronas movidas por las bielas. Los pedales son planos. El estado de las vías en Neiva y la irresponsabilidad de algunos conductores no le permiten a María usar calas en las suelas
de sus zapatillas de ciclismo. “No me gusta engancharme a los pedales porque aquí conducen a las patadas; parece como si les hubieran regalado la licencia de conducción”, afirma resignada la ambientalista
que nació en la capital de Huila el 10 de marzo de 1997.

“La llanta delantera es rin 20 y la trasera es número 29. Está diseñada para carga y por eso su marco está construido en acero”, me ha contado en Neiva, Karol Josef Novoa, de la empresa Peniel Bicicletas. “De largo
tiene 1,85 cm; con parrilla incluida”, complementa la mujer que se la juega en las calles cargando plantas para jardín, semillas criollas y materiales para la educación ambiental. María ha fortalecido procesos
comunitarios en Las Palmas y Reynaldo Matiz. “Con algunos parceros hemos hecho ciclos de cine en el barrio La Libertad y La Independencia”, recuerda.

Un imprudente en contravía

El hombre que pedaleaba con dificultad la pesada bicicleta de carga, se abrió paso entre la muchedumbre de sindicalistas que marchaba a la altura de la carrera Séptima con calle Décima en la capital de Huila.
Quería alcanzar la carrera cuarta y detenerse en el Parque Santander, frente a la Gobernación. En el centro de la ciudad terminaría el desfile del Primero de Mayo.

Lo vieron pasar: Armando Cuéllar Arteaga, gerente del Grupo Empresarial Coomotor; Rudecindo Charry Gómez, presidente de la Unión Sindical Obrera y Juan Pablo Tovar Paredes, de la Central Unitaria de Trabajadores. Desde el otro lado de la avenida, el profesor Carlos Arnulfo Rojas Salazar, de la Asociación de Profesores Universitarios saludó al pedalista que había dejado a su hija Sofía Isabel bajo su protección. A ninguno le pasó por la cabeza que a menos de una cuadra de distancia una mujer de la economía informal sufría por la pérdida de su medio de transporte y de sustento. “Me metió tanto susto. Hasta lloré. ¿Cómo me pasa esto a mí? No me la han robado en el barrio y vine a perderla de manera tan tonta”, narró María Paula al medio día del primero de mayo.

“Esta aventura en bicicargo empezó en el estallido social en el 2020”, me narra María. “Yo había visto por Instagram estos modelos de bicicletas en una página que se llama Encargo bicis y dije: Ay, ¡tan chévere!, me encantaría tener una”. Durante las protestas sociales provocadas por el anuncio de la reforma tributaria, en el sector del puente de El Tizón, sobre la avenida 6W en Neiva, se concentró el descontento popular alrededor de una olla comunitaria que se prolongó durante semanas. “Allí, en el Puente de la Resistencia, estuvimos varios parceros en actividades de huerta comunitaria. Un día llegaron tres personas de viaje en bicicleta y pararon ahí y se unieron a las actividades. Entre ellos estaba un muchacho de nombre Andrés, que tenía un emprendimiento de bicimensajería que se llama Encargo Express”. Pues aquel viajero antojó a María ‘Planta’ de una bicicleta de carga que ampliara su horizonte de expectativa como maestra popular
en temas ambientales y de ecosistemas estratégicos.

María adquirió la bicicleta de carga en Bogotá a la empresa ‘Suburban Cargo Bike’, creada en tiempos de pandemia por el visionario Daniel Alfonso Ropero Rodríguez. “Pues la pandemia restringió mucho la
circulación de vehículos y de personas. No obstante, la gente necesitaba adquirir mercados y mover mercancías en plazas”, me cuenta Daniel Alfonso desde Bogotá. La estructura de la bicicleta soporta 120 kilos de peso más la persona que conduce. Utiliza una llanta de rin 29 para que la bici aguante el trajín sobre las trochas urbanas; como las que integran la malla vial en Neiva. “El costo va desde los dos millones, doscientos mil pesos. El modelo que le vendimos a María es ‘Longjhon’ y la pidió personalizada”, dice el empresario bogotano. “Sí. Mi bicicargo está pintada con los colores de las passifloras: amarillo, anaranjado y morado. La conocemos como flor de la pasión”, complementa el relato María en Neiva.

La movilización terminó en fiesta

Juan Pablo Tovar Paredes es el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores. Afirmó que: “Nuevamente salimos a las calles en conmemoración del Día Internacional de la clase trabajadora. También a respaldar al gobierno por lo que representa. Es un proyecto de cambio en el país que nosotros ayudamos a construir”.

Entretanto, Yimmi Mauricio Fierro Rojas, dirigente sindical que defiende a trabajadores y empleados de las empresas de servicios públicos, ha dicho que: “Este primero de mayo fue una jornada de expresión popular apoteósica. Desde diferentes sectores de la población colombiana, en especial en el departamento del Huila, nos congregamos a celebrar y a conmemorar nuestro Día Internacional del Trabajo. A la vez manifestar nuestro rotundo respaldo a esas reformas sociales del gobierno del cambio”.

El profesor William Fernando Torres Silva me contó hace años que las movilizaciones de los sindicatos en Neiva terminaban en rumba. En efecto, en el costado occidental del Parque Santander en Neiva, los maestros de la Universidad Surcolombiana, agremiados en la Asociación Sindical de Profesores Universitarios, terminaron la celebración del día de los trabajadores al son de ritmos caribeños.

Un hombre afrodescendiente entonaba músicas de Rubén Blades, Willie Colón y el Gran Combo de Puerto Rico, a través de un micrófono de diadema. Un sombrero que yacía boca arriba en el piso tenía en su
copa algunos billetes y monedas. El músico del rebusque hacía sonar los timbales y no le perdía la mirada al profesor que minutos antes había anunciado en tarima que tenía una bicicleta de carga para entregar a su dueña y que se había atrevido a levantar el sombrero del rebusque.

Matías plasmó un par de besos de niño futbolista sobre la bicicleta de su madre María. Había que despinchar, la llanta delantera estaba en el ‘mero rin’.