La Nación
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Al oído del ministro Villegas

Luis Carlos Villegas es un colombiano de las más altas calidades. Sobre su experiencia y capacidad profesional no puede existir ningún tipo de duda. Adicionalmente, teniendo en cuenta las conveniencias nacionales, se le debe desear el mayor de los éxitos en su labor como Ministro de defensa.

Con ese ánimo, éste momento parece propicio para hacer algunas reflexiones que, quizás, pueden serle de utilidad cuando empieza una tarea desafiante, de cuyo resultado depende tanto para el presente y futuro del país.

Uno de sus antecesores en el cargo, Gilberto Echeverri Mejía, a quien nunca se dejará de recordar con afecto, admiración y gratitud, tuvo actuaciones destacadas en lo público y en el sector privado. Desde los dos campos trabajó en favor del mejoramiento productivo del país y de la superación de las desigualdades sociales.

Y se empeñó, tanto en contribuir al fortalecimiento de la institucionalidad como en crear condiciones para lograr la paz por la vía de la negociación política.
Creyó de manera tan fervorosa en su prédica, que la bondad y buena fe lo llevaron a actuar con un exceso de confianza que le costó la vida.

Su ejercicio al frente de la cartera de la defensa nacional no estuvo ausente de dificultades. El afán de ayudar a que se construyeran las condiciones para que los diálogos fueran el camino hacia la paz, condujo a que, en sus mensajes, predominara la conceptualización propia de un consejero de paz sobre la que correspondía a su condición de responsable del ministerio que se le encargó.

Hoy, hay que decirlo con la mejor intención y espíritu desprevenido, corresponde hacer votos porque a Luis Carlos no le suceda lo mismo.

Algunas de las entrevistas que ha concedido y de las actuaciones que ha tenido, muestran la incidencia, en su lenguaje y conceptualización, de la lucha que ha librado durante tantos años a favor de la solución negociada.

Eso lo enaltece, desde luego, e independientemente de si se está o no de acuerdo con lo que expresa, sus respuestas, que son demostrativas del conocimiento que tiene, están cargadas de afirmaciones inteligentes. Pero, para decir lo que algunas veces dice, está el Ministro del Interior, o el alto comisionado, o el jefe negociador o cualquiera de los integrantes del equipo gubernamental que se sienta en la mesa en La Habana.

La gran experiencia de Villegas en distintos campos, que es un activo innegable, les da tranquilidad a los colombianos. No obstante, bueno es decir que lo que se quiere es escucharlo y verlo actuar como Ministro de defensa.

Las reflexiones públicas en materia de negociación de conflictos y planteamientos políticos relacionados con las conversaciones en Cuba tienen, para transmitirlas a la opinión nacional, varios voceros posibles al interior del Gobierno.

Empezando, claro está, por el mismo Presidente de la República.