El río Aipe siempre ha presentado un abundante caudal que alcanza incluso para mantener activos algunos balnearios tradicionales en esa zona, entre los que se cuentan Charco Largo y El Puente, piscícolas y cultivos de arroz a lo largo de la ribera y unas 70 pequeñas parcelas. Pero el intenso verano que se presenta tiene el caudal mermado en más del 80% y el poco líquido que queda lo están tomando los grandes cultivadores.
Esta situación tiene inconformes a los pequeños agricultores y a las autoridades del municipio, que denunciaron que la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena, Cam, tiene conocimiento de la situación pero no hace nada para remediarla.
El río, en el sector del puente a solo cinco kilómetros del casco urbano, es un pedregal, las personas de la zona lo cruzan a pie y sin descalzarse porque el agua ni siquiera cubre las piedras del lecho. La situación es tan grave que incluso algunos animales silvestres que se alimentan de los pequeños peces del río aparecen muertos en las orillas y los lugareños aseguran que mueren de hambre porque ya no encuentran nada que comer.
Lo que antes eran sitios de recreo para propios y turistas, hoy son inmensos pedregales que no dan fe de que allí haya existido alguna vez un lugar de esparcimiento, adicional a ello, los malos olores abundan debido a que las aguas que utilizan las piscícolas llegan al río contaminadas. Los pobladores dicen que por las tardes el hilo de agua que baja es de color rojizo y el mal olor más intenso.
Los parceleros y las personas que viven del turismo están desesperadas porque el verano no cede y las autoridades tampoco hace nada para poner en cintura a las personas que están acaparando la poca agua que le queda al río Aipe.
“Estamos pidiéndole a la Cam que revise las concesiones de agua del río Aipe porque vemos, con mucha preocupación, que después que pasan las concesiones prácticamente se seca, ya tenemos menos de un 20 por ciento del caudal del río. Estamos esperando el pronunciamiento de la Cam, porque de este río se nutre el acueducto municipal del que dependen unas 13.000 personas de la zona urbana, además es el que riega la mayoría de cultivos de la parte rural en una serie de servidumbres autorizadas por la corporación ambiental, por eso estamos pidiendo que se revisen muy técnicamente para que el río no muera”, expresó el alcalde de Aipe, Jesús Ernesto Álvarez.
Los afectados
Los habitantes de la zona baja son los más afectados, debido a que el río llega hasta sus parcelas luego que ha recorrido todas las concesiones. Ellos fijan sus esperanzas en que las autoridades hagan algo antes de que el verano acabe con lo poco que les queda.
“Con estos veranos tan intensos no sabemos qué hacer y desafortunadamente las concesiones que han dado permiten que le saquen mucha agua al río y ahora como necesitan más por el tiempo seco pues le sacan más y eso es lo que está acabando con el río y tienen en aprietos a los concesionarios de la parte baja. Esperamos que la Cam revise esos permisos, en la parte alta hay buena agua pero no la dejan pasar, ese es el problema”, expresó Alfredo Cubillos, habitante de Aipe.
Sunid Urbano Perdomo, lleva 40 años con un negocio a la orilla del río, es el balneario que queda a un costado del puente en la vía nacional. Hoy, cuando mira el río, solo recuerda con nostalgia que hace apenas unos meses ese sitio era un referente para los paseos de olla que acostumbran las familias huilenses en fecha especiales.
Hoy la propietaria del estadero solo vive ahí por cuidar los aparatos que tiene porque ya nadie llega a paseo, no hay dónde bañarse, de las playas de arena solo queda maleza y el charco se convirtió en un hilo de agua maloliente.
“Desde que el río se secó estamos graves, aquí en un fin de semana se vendían unos seiscientos mil pesos en cerveza y gaseosa, pero ahora como no hay bañadero la gente no llega. No sabemos qué hacer, solo estamos aquí mirando piedras y aguantando malos olores”, aseveró la dueña del estadero.
Asimismo, Héctor Pavón, concesionario de la parte baja del río Aipe, expresó que la autoridad ambiental debe revisar cuanto antes las condiciones en que están operando las concesiones para que entre a regular la distribución equitativa de agua.
“La Cam, que es la reguladora de las cuencas, tiene una resolución de reglamentación de la cuenca del río Aipe del año 2009, fue la última que se hizo y allí aparece un número de usuarios y un caudal que no supera los 2.500 litros por segundo regulados y concesionados. Pero hay personas que están tomando mucha más agua de la que les ha sido asignada, obviamente eso está afectando la cuenca y a otras personas agua abajo que la necesitan. Aquí en el puente no tenemos ni siquiera 200 litros por segundo, cuando deberían estar bajando por lo menos 1.000, estamos en un verano intenso pero los concesionarios están abusando del río y la Cam tiene conocimiento de ello, ha venido a hacer unos aforos en algunas de las bocatomas, estamos esperando que actué”, dijo Héctor Pavón.
La autoridad
A pesar de que en la zona los usuarios del río dicen que las autoridades ambientales ya saben qué es lo que está pasando y que conocen a las personas que están abusando de las concesiones, no ha habido ningún pronunciamiento por parte de la Cam.
Al respecto, la directora de la Regional Norte de la Cam, Diana Marcela Bermeo Parra, expresó que aún no tiene conocimiento de las quejas, pero que van a empezar las averiguaciones para tomar las medidas que sean necesarias.
Entretanto, los parceleros de la parte baja del río Aipe siguen a la espera de que las autoridades hagan algo para que el preciado líquido sea repartido equitativamente y sus pequeños cultivos no mueran de sed, debido al supuesto acaparamiento de agua que están haciendo los grandes cultivadores y piscicultores ubicados aguas arriba.
El caudal es tan bajo que la gente cruza a pie y sin quitarse los zapatos porque el agua ni siquiera cubre las piedras.
Lo que antes eran las playas para los bañistas ahora solo son grandes pedregales.
La comunidad denunció que antes del puente el río está siendo desviado para favorecer a las piscícolas.