La Nación
EDITORIAL

Alerta climática

Es posible que las cosas no resulten tan graves y que finalmente no tengamos una fuerte sequía. Pero existe el riesgo y ya los expertos nos lo advierten oportunamente; además nada perdemos con tomar medidas de precaución, es más, quizá ganemos en ahorro de costos. El asunto es que ya el Ideam, el Instituto oficial encargado, entre otras tareas, de hacer seguimiento al clima en el país, nos está anunciando que tendremos un nuevo Fenómeno del Niño, aquella circunstancia de la naturaleza que implica un duro verano con sus consecuencias ya conocidas de sequía, daños en cultivos, menor producción agropecuaria y la posibilidad – más lejana ahora que hace 25 años – de un racionamiento energético. Así que el mensaje es claro en dos sentidos para la población: uso racional de la energía y los recursos hídricos.

El Niño ya se está manifestando en el océano Pacífico Tropical y, de acuerdo con los antecedentes y resultados de los modelos disponibles en manos de los expertos, tendrá su pico en diciembre. El pronóstico está basado en las observaciones y modelos de las diferentes agencias extranjeras de monitoreo climático, aunque no todas las manifestaciones de El Niño han tenido el mismo impacto en el país, pues la intensidad varía de un año a otro por cual nadie sabe qué tan intenso será su impacto sobre Colombia. La advertencia, que parte de una predicción estadística, indica que se puede esperar tiempo más seco y caliente. Y nos dicen aquellos científicos que, aunque este pronóstico fuera exacto, no significa que no vaya a llover, sino que disminuirán las lluvias. Igualmente debe tenerse en cuenta que, desde aquella sequía de comienzos de los años 90, ha habido un incremento de la demanda por aumento de población y crecimiento económico. Así que la principal preocupación de Colombia frente al Niño es la posible disminución de los caudales de los ríos, que podría afectar la generación de energía del país, que depende en un 67% de las hidroeléctricas.
El Huila ha sentido no solo los efectos de la temporada invernal. También las secuelas de la sequía. Pero además, registra fenómenos como la desertización y experimenta el crecimiento de la desertificación con la consiguiente degradación ecológica del suelo fértil y productivo.

El Huila es ambientalmente vulnerable. El desequilibrio ambiental, la ausencia de una gestión integral para identificar la mitigabilidad y enfrentar oportunamente los efectos sociales salen a flote en cada fenómeno.

No existen planes de contingencia que defina líneas de acción inmediata. Tampoco análisis de riesgos. El Huila sigue siendo vulnerable y la gestión integral del riesgo es inferior a la magnitud de las amenazas.

De manera que estamos abocados a tener, con toda seriedad, una verdadera conciencia ambiental que no solo es un asunto que nos beneficia a todos en general sino que, por ejemplo, si se hace un consumo racional de agua y energía en una familia promedio, se podría ahorrar alrededor del 30%, lo que se vería reflejado en una disminución del valor de los servicios públicos.

El Niño está a la vista; tomar precauciones desde ya nos puede evitar un alto riesgo en el inmediato futuro. De todos depende.

“El Huila sigue siendo vulnerable y la gestión integral del riesgo es inferior a la magnitud de las amenazas”.

Editorialito

Con la participación de médicos especialistas de Estados Unidos, Costa Rica, España, Inglaterra, Suiza y Colombia comenzó en Neiva la exitosa jornada Healing The Children. Una campaña altamente humanitaria que cumple 14 años de abnegados servicios a niños con malformaciones congénitas.