La Nación
AMO, LUEGO EXISTO 2 3 mayo, 2024
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AMO, LUEGO EXISTO

AMO, LUEGO EXISTO 8 3 mayo, 2024«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. »     (Juan. 14, 23-29)
 
 
El Evangelio de este domingo huele a despedida. Cristo tiene que marcharse para que venga el Espíritu Santo y pueda renovarnos por dentro y en profundidad. Si amáramos de verdad,   nos llenaríamos de alegría de que Él se vaya y venga el Espíritu Santo. Sólo desde esta generosidad puede brotar la alegría y la verdadera paz que trae Jesús. Los discípulos no querían separarse de Jesús, se sentían seguros con su presencia. Lo que les dice Jesús es duro y no es extraño que les costara entenderlo.
Sólo lo entendieron en Pentecostés y no por mérito de ellos sino por Espíritu Santo. Hay cosas que no podemos entender desde la pura racionalidad humana, nos hace falta la ayuda de la fe. Amar como Dios nos ama, supera nuestro entendimiento, es necesaria la ayuda del Espíritu Santo.  El evangelio de hoy viene detrás del mandamiento del amor, mandamiento supremo, la esencia de la fe cristiana: EL AMOR. He aquí el resumen más perfecto, lo que no hay que olvidar, lo que pasa por encima de todo: de leyes, de normas, de ritos, de templos. No hay mayor revolución religiosa. SER CRISTIANOS ES AMAR. Es más, SER CREYENTE ES AMAR. Mucho más, SER HUMANO ES AMAR.  No hay palabra más repetida y más usada, y quizá por eso más devaluada. Se confunde amor con tantas otras cosas. Se dice amor   cuando en realidad se está hablando de placer, de pasión, de realización, de sexo, de momentos, de atracción, de emociones. No es de este amor del que habla Jesús. Ni siquiera habla de amor humano.  Dice AMAR COMO DIOS NOS AMA. O sea, con un amor gratuito, incondicional, generoso, entregado hasta el final, comprometido por siempre. Un amor que genera vida, esperanza, paz, perdón, alegría, solidaridad, justicia.   Y no es que el amor humano, el amor sensible, el amor emocional, no sea importante. Qué bien lo expresó el Papa Benedicto XVI en su primera encíclica titulada precisamente “Dios es amor”. Dice él que hay un amor de Eros, un amor de Filia y un amor de Ágape.
Los tres son buenos y complementarios: amor de pareja, amor de amigo, amor de Dios. Los tres se interrelacionan, los tres se ayudan mutuamente a elevar el amor humano más allá de la atracción física o erótica y más allá del amor de correspondencia como es la amistad. El amor cristiano nos lleva a la entrega gratuita, como el amor de Dios.  El amor es pensar en el otro antes que en nosotros mismos, el amor es procurar la felicidad al otro, sabiendo que en esa búsqueda está mi propia felicidad.  En un mundo lleno de amores interesados y egoístas, nos corresponde a los cristianos comunicar y sobre todo vivir esta dimensión del amor gratuito, generoso, solidario, sin esperar nada a cambio.  Sólo en esto, dice Jesús, nos reconocerán como verdaderos discípulos. Aquí está la verdadera   renovación de la Iglesia, la verdadera misión y evangelización. Sin eso, todo lo demás es rito y norma vacíos que no llamarán la atención a nadie.  Nota: agradezcamos a Dios nuestro trabajo.  E mail: elciast@hotmail.com