La Nación
Aparecen nuevas esclavitudes 1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Aparecen nuevas esclavitudes

Pareciera que la esclavitud es un fenómeno de bárbaras naciones; sin embargo, hoy padecemos nuevas esclavitudes. La sociedad de consumo nos está llevando a un estado en donde hemos perdido la libertad. La voraz necesidad creada llamada “adicción a las compras”, ha llevado al paroxismo de la dependencia. La publicidad aprovecha la zona débil del ser humano y por ahí ataca. La falsa competencia de tener más que el vecino, está llevando al ser humano a un terrible síndrome de llenarse inútilmente de artefactos: los rellenos sanitarios ya no dan abasto. Los llamados “cluster” o cadenas de publicidad no conoce límites. Se cae ingenuamente en esos “nuevos paraísos” de los cuales difícilmente se sale. Mantener al cliente cautivo es un éxito total; empresas que ofrecen el oro y el moro y después de que lo tienen cautivo, lo maltratan de manera inmisericorde. Lo grave es: ¿ante quién se queja usted? Si ahora todo es online, todo en línea. ¿Ante quién se queja usted? Ya no hay una persona al otro lado de la línea. Todo está “robotizado”, a quejarse “ante el mono de la pila”. No hay normas que regulen el respeto al cliente. Ponen y fijan los precios como se les da la gana.

El Estado está pronto para cobrar impuestos, pero para defender al ciudadano es paquidérmico e ineficiente; la burocracia se traga la eficiencia. Veamos un ejemplo del universo del problema: usted compra un pasaje aéreo, el avión no sale en horario, cancelan el vuelo dando las más ridículas disculpas. Como usted ya pagó el tiquete, ellos tienen la sartén por el mango. ¡Ah! Pero si usted llega diez minutos tarde, lo multan de la manera más cruel, debe pagar una pena que sobrepasa el valor del billete, – le es más favorable comprar uno nuevo y, ojalá en otra empresa, que pagar la inescrupulosa carga pecuniaria-. El Estado no parece en ninguna parte para defender al usuario, ¡ah!, para poner impuestos sí está pronto, -este es un Estado alcabalero-. ¡Ah, pero si se tradujeran esos tributos en servicios! Definitivamente el ciudadano honesto, que paga impuestos, se siente el más inerme ante tanto atropello. Hoy a través de la publicidad las empresas saben acariciar al cliente, cuando ya lo tienen atrapado le dan un trato escalofriante. ¡Cuidado! amigo lector con tantas ofertas que aparecen por doquier.

De lo bueno no dan tanto. Antes usted podía hacer un reclamo por escrito y al tener el recibido, usted tenía herramientas para defenderse, ahora, todo en línea, ¿ante quién se queja?, ¿dónde están los órganos de control estatales para defender al ciudadano? Por favor, hay que tener sumo cuidado cuando le ofrecen tantos servicios aparentemente favorables: dé el número de su cuenta bancaria y en línea le descuentan mensualmente, así el servicio no se preste. Por favor, no se deje acariciar, después llega la puñalada trapera. Las tales ofertas son un arma de doble filo. No se deje engañar.