La Nación
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Apoyo para el desarrollo regional

La democracia colombiana periódicamente renueva sus gobernantes a través de las urnas. Terminan períodos y empiezan otros con esperanzadores propósitos enfocados al mejoramiento de la calidad de vida de las personas.

Se marcan retos y se hacen ajustes en el desarrollo. Sin embargo, por lo general no es fácil encontrar la fórmula perfecta para atender todas las necesidades; se encuentran trabas que obstaculizan los proyectos, cada vez con una mayor centralización de decisiones en el Gobierno Nacional que aunque puede tener buenas intenciones se ha llenado de tecnicismos que paralizan su ejecución.

El Estado colombiano debe ser mucho más ágil en sus procedimientos, no para improvisar sino para atender en el debido tiempo una necesidad. ¿Cuánto tiempo demora un proyecto desde su formulación hasta su entrega final? Es un interrogante difícil de descifrar.

Argumentan que las regiones eran malas ejecutoras, que no enfocaban bien las metas y los resultados eran desastrosos, por lo que al final el desarrollo social y económico era lento. Por esa razón un alto porcentaje de la inversión regional se decide en Bogotá.

En algo pueden tener la razón, pero el Gobierno central también debió dar herramientas para que la estructura del Estado en las regiones fuera más competente. Se requiere que el mismo Estado facilite el mejoramiento del desempeño regional administrativo con fortalecimiento institucional, a través de una mayor capacitación a los funcionarios y trabajadores públicos (seminarios, talleres, pregrados y posgrados), con herramientas tecnológicas (equipos y software) y con mejores adecuaciones locativas, que brinden más empoderamiento hacia la función pública.

Un ejemplo de lo anterior es lo que hace la Rama Judicial; esta rama del poder público ha mejorado notablemente su desempeño porque permanentemente capacita a sus funcionarios y empleados; hay estímulos significativos para quienes mejoren su nivel académico; los empleados, los jueces y los magistrados tienen tres, cuatro y hasta cinco posgrados entre especializaciones, maestrías y doctorados, lo cual representa mejores opciones de ascender en la carrera judicial, además que fortalecen en general el desempeño.

Igual debe hacerse en la rama ejecutiva; para la mejora de los estándares de desempeño debe estructurarse un cambio normativo integral acompañado de capacitación, recursos para fortalecimiento institucional con actualización tecnológica, estímulos por la academia y la mejora en general en bienes e inmuebles.

De esta manera podremos ver regiones con capacidad de gestión para tomar sus propias decisiones.
ramiromunoz@live.com