Se trata del ex teniente Cristian Felipe Arteaga Santacruz y el ex patrullero Johann Manuel Álvarez Castañeda, quienes se entregaron en las últimas horas ante agentes de la Subdirección Seccional de Policía Judicial CTI Huila, luego de conocer una orden de captura en su contra por los delitos de secuestro simple, tortura y abuso de autoridad. Esto al ser denunciados por Irma Yulieth Usaquén Rueda, quien afirmó que las quemaduras y los golpes que sufrió en su cuerpo, fueron causadas por uniformados de la Policía Metropolitana, que la involucran en el hurto de una motocicleta en el barrio Villa Laurel.
Según el reporte oficial de la Fiscalía los hechos sucedieron el pasado 21 de diciembre, en horas de la mañana, cuando cuatro agentes de la Policía Metropolitana de Neiva, adscritos al CAI del barrio Alberto Galindo, entre ellos el Comandante Teniente Cristian Felipe Arteaga Santacruz, -quien ya está en la cárcel-, habrían cometido actos de secuestro, tortura y abuso de autoridad en procedimiento de presunta captura en flagrancia de la joven de 19 años de edad. Ya que afirmaban ante Servidores de Policía Judicial del CTI y la Fiscalía 5 Local Turno URI, que la mujer era cómplice del hurto de una motocicleta bajo la modalidad de halado, la víctima se encontraba trabajando en el barrio Villa Laurel de Neiva.
La ciudadana Usaquén Rueda, madre de dos pequeños hijos, puso en conocimiento de la Procuraduría Regional y de la misma Policía Metropolitana de Neiva, el exceso de autoridad del que según ella fue víctima en ese entonces.
La mujer narró a LA NACIÓN, que hacia las 9:45 de la mañana de ese día, se encontraba con su hijo de 1 año y medio en una panadería cerca de su casa en el barrio Villa Laurel, cuando fue abordada por los uniformados.
“Me dijeron que un tipo se había robado una moto y que yo estaba vestida con las características del acompañante, que necesitaban que fuera con ellos a la Fiscalía, yo le entregué el niño a una vecina que pasaba por el lugar, y me subieron en una Duster de la Policía mientras otra patrulla motorizada iba escoltándonos”, dijo la afectada.
Y añadió: “Me llevaron por detrás del barrio Villa Cecilia, por la vía a Vegalarga, un sitio enmontado y solitario por donde pasan los tubos de la petrolera con crudo caliente, me bajaron de la camioneta halándome del cabello, me golpearon en repetidas ocasiones con puños y patadas en la cara y el estómago, y también en la cabeza con la cacha del arma. Me decían que yo tenía que dar razón de una moto que se habían robado ahí en el barrio. Me abrieron de piernas y saltaron encima de ellas, tengo las marcas de las botas en mis piernas”.
Al conocer estas denuncias los uniformados habían sido destituidos de la Policía y sabían que debían esperar un proceso judicial en su contra por los delitos cometidos.
Así las cosas en las últimas horas se entregaron para ponerle la cara a la justicia. Ayer sábado a la media noche se terminó la audiencia concentrada donde un Juez de Garantías de Neiva legalizó la captura e impuso medida de aseguramiento intramuros para los dos hombres en el centro carcelario de Rivera.
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