La Nación
Cascarones vacíos 1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Cascarones vacíos

   Luis Fernando Pacheco G.

 

Desde mis épocas universitarias se hablaba de la profunda crisis de los partidos políticos. En Latinoamérica, en las últimas décadas, son diversas las voces que los dan por muertos. De hecho, en el caso colombiano, es cierto que la apertura de la Constitución de 1991 fue el preludio de un cambio que pluralizó (por lo menos nominalmente) la representación en el Congreso de la República, asambleas departamentales y concejos municipales y distritales.

 

Sin embargo, pese a la reiterada sentencia de muerte, los partidos políticos viven y existen. En años electorales como el que actualmente vivimos se hacen muy útiles por los apetecibles avales que se otorgan desde los despachos de caciques y directorios; es como si en usanza de la vieja frase del teatro “los muertos que vos matáis gozan de cabal salud” fuera el slogan de los partidos políticos modernos.

 

Sin embargo, las viejas estructuras se convirtieron en notarias de avales. Resulta cuando menos curiosa que no existan ya en las regiones sedes oficiales de partidos políticos, con auditorios de encuentros, bibliotecas, centros de investigación, lugares de reuniones que formen a nuevos militantes. Es como si los despachos de los partidos políticos anduvieran en la espalda (o en el bolsillo del bolígrafo) de los caciques que los gobiernan en las regiones.

 

En un país donde la violencia se ensañó también contra los partidos políticos y donde múltiples congresistas, concejales, diputados, alcaldes, gobernadores y ministros cayeron víctimas de la violencia, su memoria es defendida por sus familiares y amigos, y perecen en el olvido de quienes alguna vez los buscaron porque electoralmente eran “útiles”.  ¿O dónde están sus memorias vivas más allá de libros y alguna mención en un discurso?

 

¿Qué ejercicios de memoria, reflexión y aporte a la historia hacen los partidos políticos en Colombia? ¿Existe un ejercicio de renovación que vaya más allá de renovarse en términos de nombres pero sin hacer profundos debates sobre su postura en los principales temas de la agenda nacional? ¿No hay una postura más allá de las frases grandilocuentes de los dinosaurios que los representan y hablan desde las páginas de El Tiempo? Lamentablemente parece que a esas agónicas instituciones nadie quiere tratar, parece que de fondo interesara que se mantuvieran así, vivas para repartir avales, pero no como instituciones modernas. Algo así, como unos cascarones vacíos.

 

Antes de irnos. Tras el asesinato del inspector de policía de Algeciras, la situación social en el municipio no aguanta un Consejo de Seguridad más. Parece una pantomima preparada donde no hay soluciones de fondo por parte de los gobiernos departamental y nacional.

 

@luisferpacheco