La Nación
COLUMNISTAS

CONFLICTO SOCIAL Y POLÍTICO

El sanedrín burocrático del régimen, avala el espectáculo circense que rodea la negociación del conflicto social y político colombiano y se cuida de no ocuparse del análisis pragmático de las causas que lo generaron y mantienen.

Bajo las condiciones de anarquía institucional, desgobierno, inequidad social, impunidad y corrupción, que dominan la vida nacional, la superación del conflicto exige responsabilidades, imposible de encontrarlas entre quienes detentan el poder económico y político. Los partidos se corrompieron hasta la médula y se transformaron en empresas comercializadoras de votos y burocracia. Las ideas y principios filosóficos que deben soportar a los partidos políticos, fueron sustituidos por el cálculo mezquino, proyectado sobre la explotación de lo público, para beneficio exclusivo de unos pocos.

Se evidencia en el festín de los avales a candidatos, que hace posible que los herederos de narcopolíticos, presos y/o aliados de ex convictos, puedan postularse as cargos de representación, con absoluta facilidad.

Es perverso y condenable que alguien trate de utilizar la negociación con fines electorales-politiqueros. El conflicto colombiano, es de esencia socio-económico y político.
Para que los acuerdos que fundamenten la negociación, tenga sentido político-pactico, deben contener el compromiso, de parte del gobierno y del régimen que representa, de remover todas las causas que lo hicieron posible. Nada dicen al respecto.

La superación del conflicto demanda racionalidad, generosidad, humanidad. Capacidad para entender las causas y dimensionar consecuencias y soluciones.

Colombia es el país más inequitativo del continente. Está entre los de mayor corrupción, en el planeta. La mayor percepción de corrupción, se concentra en la institucionalidad, supuestamente creada  para garantizar los derechos y proteger la vida y honra de los ciudadanos.

Policía, ejército y rama judicial, son acreedores de la mayor percepción de corrupción, en Colombia.

El secuestro, el desplazamiento interno, la desaparición forzada y falsos positivos, la pobreza y miseria de la mayoría de colombianos, la expatriación y exclusión política, el cáncer del narcotráfico, la narcoparapolítica, la corrupción, la inseguridad ciudadana, tipifican el conflicto interno.

El surgimiento de la insurgencia; Farc, M-19, Epl, Erp, entre otras, es imputable, directamente a la irresponsabilidad política y social de los gobiernos del Régimen y al Régimen. Se negaron y niegan a ejercer democracia plena, como ordena la Constitución.

Si el pueblo fuera consciente de la gravedad del conflicto, ya se habría revelado contra el gobierno y el régimen, para exigir la superación de las causas del conflicto.
Es pertinente analizar quienes son los enemigos declarados y encubiertos. Son todos de la recalcitrante derecha liberal-conservadora, a quienes nada les importa las precarias condiciones de las mayorías condenadas a la pobreza y la miseria.

La superación del conflicto, exige reforma agraria, urbana y educativa integrales. Garantía de trabajo digno con remuneración justa. Son los desafíos básicos del conflicto. ¿Será posible que el régimen lo permita?