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Cultivando el amor propio en los niños 2 3 mayo, 2024
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Cultivando el amor propio en los niños

Cultivando el amor propio en los niños 8 3 mayo, 2024Amarse a sí mismo es actuar con libertad, es reconocer las necesidades afectivas propias, es aprender a identificar y hablar de todos los sentimientos, tanto aquellos que esclavizan como aquellos que liberan. Amor propio es saber tomar decisiones adecuadas en un momento crucial de la vida (Guillem, 2012). Por este motivo, la construcción del amor propio en los niños es una gran responsabilidad de los padres, y se logra a través del amor que se les provee y el ambiente familiar que se les brinda.

Como la familia constituye el primer contexto de desarrollo del niño, es vital experimentar el afecto de los padres, camino mediante el cual se adquiere la autoestima y seguridad necesarias que le permitirá alcanzar su autonomía personal (González, 2006). El afecto, la autoestima y la autonomía son valores fundamentales para aprender a amarse a sí mismo.

El amor propio es un factor protector ante cualquier situación de amenaza que aparezca en la vida del ser humano; quererse a sí mismo es quizás el hecho más importante que garantiza nuestra supervivencia en un mundo complejo y cada vez más difícil de sobrellevar (Riso, 1996), sobre todo en la vida de los niños y adolescentes que están en continua exposición a fenómenos sociales donde deben tomar decisiones sin que sus padres estén presentes. Por ello, brindarle una atmósfera familiar armoniosa al niño le permitirá comprender algunos conceptos o valores no mediante palabras sino a través del mejor método: el ejemplo. A pesar de las diferencias y las discrepancias, se debe hacer un constante esfuerzo para que sea el amor quien reine en la casa.

Según Louise Hay en su libro ‘Amar sin condiciones’, la crítica propia destruye el espíritu interior de cada individuo, pero el elogio lo construye. Debemos enseñarles a nuestros niños que elogiarse continuamente por lo que puede hacer o llegar a hacer conduce al amor propio, al igual que ser amable, apacible y paciente consigo mismo. Y aunque la autora precisa en el texto que cuidar del cuerpo (de manera física) es importante para la edificación del amor a sí mismo, yo le agregaría que cuidar del cuerpo de manera emocional y espiritual es inherente a esa construcción continua del amor personal.

Hay que educar a los niños y jóvenes en el respeto que se debe tener por el cuerpo. Desde lo espiritual, podemos instruirles que el cuerpo es un templo sagrado y por tanto debemos cuidarlo y conservarlo; el cuerpo no se lastima, no se autolesiona, y no se deteriora recurriendo a prácticas inadecuadas, muy comunes hoy día entre muchos escolares. Asimismo, los padres debemos convertirnos en modelos de coherencia conductual para nuestros hijos. Modelo que con frecuencia no es fácil de llevar a la práctica y mantener (González, 2006). Sin embargo, lo más importante en el proceso de formación de nuestros jóvenes es lograr que ellos se amen y se valoren para que de esta manera tengan la principal herramienta para salir de una situación adversa.

Cuando los niños logren amarse a sí mismos, estarán haciéndose acreedores del mejor kit de defensa para afrontar los desafíos del vertiginoso mundo moderno, y para que una vez cruzadas las barreras, le encuentren sentido a su existencia, puedan sonreír ante las maravillas de la vida que no lograban percibir y gozarse en las manifestaciones sencillas de la vida.