La Nación
EDITORIAL

Débil control

La Contraloría General de la Republica alertó al país sobre la lentitud de las autoridades ambientales para agilizar las medidas de control frente a las permanentes infracciones contra el medio ambiente. La entidad encontró grandes debilidades en materia de evaluación, control y seguimiento ambiental de las actividades económicas afectan los recursos naturales.

Según un reporte de la entidad, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y las corporaciones autónomas regionales “están ejerciendo un bajo seguimiento y un débil control sobre las licencias y permisos ambientales aprobados en varias regiones del país”.

El organismo fiscalizador detectó también falta de celeridad en los procesos sancionatorios, lo cual hace que las medidas de protección ambiental no sean oportunas.
Según el diagnóstico, las autoridades ambientales no realizan seguimiento oportuno a las obligaciones establecidas en las  licencias y permisos ambientales. Lo mismo sucede con los compromisos instaurados en los Planes de Manejo Ambiental. Los resultados son bajos en esta materia.

La falta de verificación hace que, en algunos casos, se generen afectaciones relevantes en el medio ambiente y los recursos naturales.  Adicionalmente, el organismo fiscalizador cuestionó la lentitud en los procesos ambientales sancionatorios sin que se resuelvan en oportunidad los numerosos expedientes, muchos de los cuales terminan en la prescripción por vencimiento de términos o con sanciones insignificantes que no logran compensar los daños causados.

Este examen cae como anillo al dedo. En una región como el Huila, con tantos y tan graves problemas ambientales, la gestión de las autoridades ambientales no ha sido la más eficiente. La problemática ambiental en el embalse de Betania, por ejemplo, sigue intacto, pese a las recurrentes emergencias y las claras advertencias.

Igual ocurre con los rellenos sanitarios, las plantas de tratamiento de basuras, el funcionamiento de las plantas de sacrificio animal, las plantas de aguas residuales. Y seguimiento a las compensaciones en temas de alto impacto social y ambiental como la represa El Quimbo. Y no solo la Cam.

Las propias contralorías territoriales tampoco han cumplido a cabalidad con sus planes misionales y su desempeño en la defensa del medio ambiente no ha sido el más representativo.
 
En la auditoría a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales se evidenció que los Informes de Cumplimiento Ambiental (ICA) no son presentados oportunamente por las empresas y esta entidad estatal no ejerce un adecuado seguimiento sobre el tema.

La Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, que debía ser el modelo de gestión,  registra serias deficiencias en material de evaluación, seguimiento y control de los proyectos, obras o actividades sujetos a licenciamiento, permisos o trámites ambientales de su competencia.  Este bajo desempeño impide que estas actividades se realicen de manera transparente, objetiva y oportuna, con altos estándares de calidad técnica y jurídica, para contribuir al equilibrio entre la protección del ambiente y el desarrollo del país.

 
“Este bajo desempeño impide que estas actividades se realicen de manera transparente, objetiva y oportuna, con altos estándares de calidad técnica y jurídica”.

 
Editorialito

Por violar supuestamente la libre competencia, la Superintendencia de Industria y Comercio sancionó a los molinos Roa y Florhuila. Creemos que las dos empresas huilenses tienen la oportunidad de imponer todos los recursos legales para superar este duro trance.