La Nación
EDITORIAL

Deserción en el campus

Los altos niveles de deserción académica en el pregrado constituyen hoy en día uno de los principales problemas de la educación superior en Colombia.  

Pese a los esfuerzos realizados en los últimos años para aumentar la cobertura e ingreso de estudiantes nuevos, el número de alumnos que logra culminar sus estudios superiores no es el ideal.

Según el Ministerio de Educación Nacional, de cada cien estudiantes que ingresan a una institución de educación superior cerca de la mitad no logra culminar su ciclo académico y no logra graduarse. El tema no es nuevo ni es exclusivo de las universidades regionales.

En Colombia, para el año 2011, la deserción en el nivel universitario alcanzó el 45,3 por ciento, lo que significa que uno de cada dos estudiantes que ingresan a la educación superior no finaliza sus estudios.

La deserción estudiantil se agudiza en los niveles técnico y tecnológico, donde la tasa de abandono de los estudios alcanza el 59,6 por ciento y el 54,7 por ciento, respectivamente.

Frenar la deserción estudiantil en Colombia constituye un verdadero desafío en términos de calidad del sistema de educación superior. Y no es un reto coyuntural.  Aumentar los niveles de matrícula sin controlar la deserción, no tendría razón de ser. Los esfuerzos para aumentar cobertura con calidad y equidad no tendrían el impacto esperado sino se logra reducir la deserción. Tampoco en términos de pertinencia y eficiencia de la educación.

Muchas son las razones que pueden explicar estos factores. Todos los análisis apuntan en primer orden  a una dimensión académica, asociado al potencial o capital cultural y académico con el cual ingresan los estudiantes a la educación superior. Los factores financieros y socioeconómicos están en segundo orden, seguidos por los institucionales y los de orientación vocacional y profesional.

Por áreas del conocimiento, los mayores abandonos se producen en ingeniería, arquitectura y afines, con un 50,4%
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La deserción es una realidad. Mientras el gobierno, las universidades, las instituciones públicas y privadas no logren acciones para reducir la deserción todos los esfuerzos que se hagan no tienen el impacto deseado.

El mejoramiento de la calidad de la educación debe apuntarle también a reducir la deserción estudiantil: la definición de estándares y orientaciones curriculares y la evaluación por competencias contribuyen a fortalecer la articulación entre la educación media y la educación superior. 

Aquí cobra vigencia el pacto social por el derecho y el acceso a un sistema educativo público sostenible que asegure la calidad, la permanencia y la pertinencia en condiciones de inclusión en todos los niveles del sistema educativo: inicial, básico, medio y superior.
 

“Aumentar los niveles de matrícula sin controlar la deserción, no tendría razón de ser”.

 
EDITORIALITO

Muy bien las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias para controlar la venta y sacrificio de cerdo. También la venta de asado y comidas típicas para garantizar al consumidor la calidad del producto.