La Nación
COLUMNISTAS

Después del Sí construiremos la paz

Nuevos vientos de esperanza alientan a Colombia después de los acuerdos de paz logrados entre el gobierno y las Farc-Epl y la convocatoria del plebiscito refrendatorio el 2 de octubre, permitiendo que los acuerdos se legitimen por el constituyente primario que es el pueblo y se garantice jurídicamente que se van a cumplir y no pueden ser revocados.

Después de 60 años de confrontación armada, 9 procesos de paz firmados con grupos insurgentes y varios intentos de diálogos con la Farc fallidos desde 1982, el presidente Juan Manuel Santos logra pactar con la guerrilla más antigua, mejor organizada y financiada, el cese al fuego en forma definitiva, su desmovilización, dejación de armas y reintegro a la vida ciudadana y democrática.

Los anteriores Procesos en los últimos 30 años fracasaron porque no existió voluntad política de las Farc, de los gobiernos de turno, de las Fuerzas Militares, ni el apoyo de la comunidad internacional, especialmente de Estados Unidos que con el argumento de combatir  el narcotráfico, alentaba la guerra y avivaba el conflicto.

Hoy todo ha cambiado; los acuerdos de la Habana cuentan con el apoyo de las Fuerzas Militares de Colombia, de Estados Unidos, Rusia y China, las Naciones Unidas y el Papa, como cooperantes, garantes y veedores; y estamos seguros que el pueblo colombiano los avalara votando por el SÍ en el plebiscito. Así, algunos grupos  opositores que se benefician electoral o económicamente con el conflicto, consideren que los colombianos no estamos preparados para la paz  porque llevamos varias generaciones viviendo  en la guerra. Nacimos en la guerra pero queremos la paz.

Según la senadora Claudia López en su libro “adiós a las Farc”, los colombianos cada cincuenta años terminamos una guerra y pactamos la paz: En 1902 la Guerra de los mil días, en 1957 la violencia conservadora –liberal que dio origen a las Farc y el Frente Nacional y en 2016 los acuerdos de La Habana.

Tenemos un mes para debatir y dar a conocer los acuerdos, para buscar la participación del país nacional de que hablara Gaitán, porque con el solo país político, con la maquinaria clientelista  pendientes de sus ambiciones personales e intereses burocráticos, no es suficiente para triunfar en el plebiscito.

Después del triunfo del SÍ, iniciaremos la construcción de la paz definitiva, convocando un gran acuerdo nacional y una constituyente que adelante las reformas aplazadas.
julioenriqueortiz@yahoo.com