La Nación
Don Rodolfo tampoco es el pollo 1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Don Rodolfo tampoco es el pollo

José Joaquín Cuervo

 

El voto presidencial que cada ciudadano para este 2022, tiene que asumirse con la responsabilidad y con plena conciencia para no elegir el continuismo conspirativo del poder hegemónico que nos ha llevado a ser el país más desigual y uno de los más corruptos sobre la faz de la tierra. No se trata solamente de pedirle cuentas a la clase política por habernos llevado al filo del abismo social en qué nos encontramos, se debe tratar sobre todo de examinar nuestra poca conciencia crítica y nuestra poca capacidad para captar a los que se van camuflando como la alternativa única y real; pero que seguirán haciendo parte del circulo vicioso de la decepción y la desesperanza.

Pareciera que la opinión pública ahora quiere enceguecerse y construir una gran favorabilidad en torno a Rodolfo Hernández, tal vez, otra falsa alternativa que se quiere volver dogma; otro falso mesías que se proyecta como vana esperanza, presagio de un rotundo fracaso. El dogmatismo que prohíbe la crítica ya nos hará olvidar que no estamos ante un hombre de estado y que sueña exclusivamente con el interés por lo público,  a lo mejor, otro embuchado de la propaganda, obsesiva de preclaros intereses económicos e individuales,  talvez un mesías populista que con discursos obvios y de ataque a la corrupción de dientes para afuera, ahora pretende que olvidemos sus defectos de político y de alcalde de Bucaramanga y se los trasformemos en virtudes preclaras y excelsas. ¿Un comodín o un Plan B de la derecha? ¿Un divisor en el cuociente electoral de la izquierda?

Claro que debe subir en las encuestas, claro que se le pueden lavar y hasta exculpar todas sus culpas, claro que puede ser la loca que bañan, maquillan y perfuman para presentarlo a la opinión mediática de los medios para ser la única alternativa presidencial. La manipulación mediática de los medios y la propaganda del poder para justificar que continué la desigualdad necesita de alguien que entienda que se debe seguir favoreciendo el poder político que esté acorde con los intereses de los grandes potentados.

Ya la actitud de don Rodolfo nos ha demostrado que no encarna el equilibrio anhelado en medio de un país polarizado, que tampoco está muy interesado en la defensa del estado de derecho y menos en el estado social y democrático de derecho. Las evidencias son de querer cumplir sus compromisos por encima de cualquier consideración social real (a lo Trumph) El interés económico que vela por los cometidos de su grupo empresarial y el de su familia, su vocación de usurero, su perfil de inhumano capitalista no pasa de agache. A pesar de los eufemismos que intenta proclamar y si de la abundancia del corazón habla la boca, ya bastante se le ha manifestado su verdadero sentir de xenofobia y exclusión.

Nuestra crítica no es un llamado a la anarquía: en todo caso hay que votar para presidente por el menos malo, hay que votar aún con conciencia perpleja, todos los proyectos políticos tienen sus defectos, sin embargo, hay que seguir revelándose contra los proyectos mayormente manipuladores y propagandistas. Rodolfo Hernández está lejos de ser el santandereano comunero y arrecho comparable con Galán y ni siquiera con Serpa. ¿Será la loca que están peinando y maquillando para presentárnosla como el adalid y el mesías en medio de la incertidumbre, la desesperanza y la decepción? ¿Será el cardenal viejo y enfermo elegido a última hora  en el conclave para que siga reinando lo ya establecido, es decir, la corrupción y la deshonra?