Había gran expectativa en el país por conocer el índice de pobreza monetaria para el 2021, año en que se empezaron a desescalar las restricciones anti-coronavirus y las cuales sumieron a la economía nacional desde 2020 en una sorpresiva y profunda crisis. Lo que anticiparon los expertos se dio: las medidas de reactivación económica y de generación de empleo, estimuladas por el gran avance del plan de vacunación contra el virus, han funcionado, pero falta muchísimo más.
Según lo revelado ayer el Dane, el índice de pobreza monetaria bajó 3,2 puntos porcentuales y se ubicó el año pasado en 39,3%. Estas cifras indican que 1,4 millones de colombianos dejaron de ser pobres, pero a la vez significan que 19,6 millones de colombianos no tienen suficientes ingresos para suplir sus necesidades básicas.
Hay que tener en cuenta que la línea de pobreza monetaria nacional se estableció en un ingreso per cápita de $354.031 mensuales, lo que es lo mismo que decir que un hogar de cuatro personas tenga ingresos menores a $1,4 millones grupales. Para la pobreza extrema se definió en $161.099, o $644.396 por hogar (también de cuatro personas).
También representa una buena señal el descenso de la pobreza monetaria extrema, que se ubicó en 12,2% a nivel nacional, en 10,3 % para las cabeceras municipales y en 18,8 % para los centros poblados y rural disperso. Colombia pasó de 7,4 millones de personas en esta condición en 2020 a 6,1 millones en 2021, lo que representa una disminución de 1,3 millones de personas.
Cualquier signo de mejoramiento en las cifras de pobreza es bienvenido, sin embargo, la realidad es que 19,6 millones de personas en esa condición sigue siendo una gran tragedia social, que merece la atención de nuestros gobernantes.
Atacar la pobreza con medidas concretas relacionadas con la creación de empresa y la generación de puestos de trabajo de calidad, es el gran reto del próximo mandatario de los colombianos.