Es curioso y sospechoso, por tanto, que la vida y pensamiento de Quintín Lame sea poco conocida entre nosotros, aunque en Wikipedia goce de gran espectro informático.
Líder del movimiento indígena regional – nacional, hombre ilustrado, escritor prolífico, abogado (autodidacta o tinterillo que llaman), combatiente, miembro de la etnia Páez.
Trasegó insistentemente por estas tierras del Cauca, Huila y Tolima (en el Alto Magdalena “territorio Yuma” al que denominó “La República chiquita”).
El río Las Ceibas (cuenca media) se constituyó en “lugar de paso” de Lame mientras remontaba camino hasta Ortega y Chaparral (al sur del Tolima), poblados indígenas donde concentró su gestión político-literaria.
Nació a finales del siglo XIX y murió casi en los ochentas del XX. Su pensamiento radical en favor de la gesta indígena le costó prisión y clandestinidad buena parte de su vida, pero nunca renunció a sus ideales.
Es necesario advertir que Lame consideró “la palabra y la letra” como fuerzas imbatibles de gran poder y denuncia. Su máxima obra “Los pensamientos del indio que se educó dentro de las selvas colombianas” así lo confirman.
Por considerarlo un prefacio ilustrativo de su temple les transcribo una parte de su legado: “El presente libro servirá de horizonte en medio de la oscuridad para las generaciones indígenas que duermen en esos inmensos campos que tiene la Naturaleza Divina… Este indio letrado asumió el papel histórico de escribir para sus hermanos, los indígenas paeces, convencido de aportar a su liberación y mantenimiento cultural por medio de su organización y lucha social y política: …por medio de mi fe que dejo escrita en este libro se levantará un puñado de hombres indígenas el día de mañana y tomarán los pupitres, las tribunas, los estrados, las sesiones jurídicas…”