La Nación
El Instituto Nacional de Vías Regionales 1 26 julio, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

El Instituto Nacional de Vías Regionales

Seguramente no somos pocos los colombianos que consideramos que es  un desacierto del gobierno de Gustavo Petro la creación por decreto del Instituto Nacional  de Vías Regionales – INVIR, no sólo por tratarse de una expresión más del sistema centralista  que históricamente que ha maltratado las regiones que integran la diversidad económica, social y cultural de nuestro  país, sino porque es una demostración de una posible  duplicidad administrativa teniendo en cuenta que existe desde hace muchos años el Instituto  Nacional de Vías – INVÍAS.

Las funciones asignadas a la nueva  entidad, por supuesto que responden a una necesidad evidente del sector rural, como son las vías terciarias, esenciales para el desarrollo de la economía campesina, el turismo y demás actividades productivas del campo colombiano. Pero hacerlo a partir  de la creación de un nuevo organismo burocrático, seguramente con más dos mil empleados y que tendrá de contar con direcciones regionales en cada  departamento, implica lógicamente comprometer grandes sumas presupuestales para su funcionamiento. Lo acertado hubiera sido que el INVÍAS asumiera esa responsabilidad o que los recursos se  trasladaran a los municipios, entidades territoriales cuyos  alcaldes y concejales  conocen a fondo las debilidades viales de sus zonas rurales, permitiéndoles en muchos casos interactuar  con los municipios vecinos.

Por otra parte, nada ha generado tanta polémica como la capacidad  que se otorga a esa nueva entidad para contratar directamente las obras,  a dedo,  sin control alguno, sin estudio técnico de los proyectos y sin limitación de cuantía con organizaciones de la comunidad  rural, pasándose  por  alto la ley de contratación pública,  lo cual implica riesgos de diverso orden como corrupción,  obras sin terminar, obras no  prioritarias o que simplemente llenen las  ambiciones de gamonales rurales y no los de la comunidad en general.

El nuevo Instituto  parece que hubiera sido concebido por inexpertos en Administración Pública y en el manejo y control de las finanzas  públicas. Lo hicieron sólo pensando en los  métodos populistas para ganar adeptos, sin tener en cuenta los costos de funcionamiento y los  riesgos que envuelve una decisión de esos alcances. De otra parte, ¿Qué suerte les espera a  los actuales  funcionarios del INVÍAS si la nueva entidad creada  implica  su supresión definitiva? Lo lógico  hubiera sido aprovechar la experiencia de largos años que INVÍAS tiene en la atención de los problemas viales del país dotándola de recursos  para que  asumiera esas nuevas responsabilidades en favor de las zonas  campesinas de nuestro país.