La Nación
COLUMNISTAS

El mejor regalo

45 años son suficientes para que la Universidad Surcolombiana haga un giro hacia la franqueza académica. Puede darse el lujo de ponderar con orgullo las diferentes revoluciones silenciosas gestadas en sus recintos. Su permanente combate contra la moral de corte colonialista en el Huila generó otras formas de vivir la vida. Por ella, muchos jóvenes entendieron la importancia del conocimiento para afrontar la existencia. Muchas mujeres defendieron su dignidad, desde los derechos en la intimidad del hogar hasta los sociales. Las revoluciones silenciosas han sido su mejor legado para la región.

Permanece en deuda la academia que no le han permitido desarrollar su vitalidad para construir conciencia humana. Por el contrario, subsiste supeditada a la política y el mercado, sus dos peores enemigos. Por la política, los neocaciques liberales y conservadores la rebajaron a un pretexto para ejercer corrupción desde del poder universitario. En el consejo superior resuenan sus voces y sus permanentes componendas. Como en la podredumbre de las altas cortes, no siempre llegan los más capaces académicamente sino los más politizados

Ni siquiera la izquierda promovió la vitalidad académica. La sometió con un discurso maquillado en favor de una revolución informe. También la convirtió en pretexto. No entendió jamás el gran sentido revolucionario de una academia científica e independiente. Sólo comprobó que cualquier política, como cualquier religión, manipula el conocimiento por razones dogmáticas.

Y si el modelo politizado resulta una anemia educativa, el empresarial no es menos catastrófico. Preocupa encontrar salones cocinando profesionales para un mercado sin horizontes sociales. El célebre ‘doctorismo’ acremente criticado por Gustavo Andrade Rivera. Los empresarios, confiados más el dividendo, desconfían de la Universidad. La codicia es su única moral. Ni siquiera compromisos tienen las multinacionales que llegan con su equipo incorporado.

Y no es fácil liberarse de este entramado universal del capitalismo. En todas partes hay academias universitarias sometidas por la voracidad de políticos y empresarios. Ellos  hicieron de la universidad un cascaron brillante, bullicioso y vacío. Sometieron el destino de sus egresados al mejor postor donde sólo hay postores avarientos. Siguen imponiendo ‘la pedagogía del oprimido’ según Paulo Freire. Todavía falta mucho para la otra pedagogía donde ‘…el hombre se halle en permanente liberación’.
Falta un diálogo franco donde la academia no sea la mucama del mercado ni del neo-caciquismo sino un puente para superar la bestia. Comprobar si Kant tenía razón cuando afirmaba: ‘Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre’. Es el mejor regalo para una Universidad que cumple 45 años.
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