Javier Cabrera
Fue en la primera Cumbre Mundial de Comunicación Política que participé en Cartagena hace ya cuatro años, que escuché por primera vez, aplicado a la estrategia política, el término de “El Metro Cuadrado”. Se lo escuche a Antonio Sola, Consultor Español y conferencista central en dicha cumbre, y desde ese momento a resonado en mi cabeza la importancia de comprender plenamente su significado, no en términos estratégicos, sino prácticos y reales; comprenderlo con todo su fondo y fuerza al aplicarlo a la política electoral o de gobierno, y buscar que aquellos a quien tengo la oportunidad de asesorar, lo asimilen con la dimensión que tiene, y no como simple herramienta de manipulación.
De acuerdo a lo que Sola explica, el “metro cuadrado -concepto que tomo prestado de Pablo Knopoff, socio de la encuestadora Isonomía- supone dar respuesta a las necesidades intocables para cada persona, las que mueven a hacer cosas para respetar su status quo (comida, empleo, educación de los hijos, salud, etc.).”, y a reglón seguido asegura, “El candidato necesita herramientas, tácticas, para entrar en ese primer m2, inspirar y ser inspirado”.
Conocer ese metro cuadrado, no solo debe ser una estrategia puntual de campaña para “inspirar o ser inspirador”, como lo afirma Sola. Debe ir más allá, debe ser nada más y nada menos, una obligación natural, producto del ejercicio profesional que asume y tiene un candidato, gobernante o político para con la ciudadanía. Obligación, que al asumirla le hará cercano, efectivo y eficaz al momento de comunicar.
Regularmente se equivocan al tomar decisiones, que por falta de análisis pasan inadvertidas para el ciudadano, ya que se mueven por fuera de su metro cuadrado o de su interés real. Por eso es que muchos hacen cosas desde el ejercicio político, que no son valoradas, ya que poco interesan a la gente.
Las grandes marcas comerciales, trabajan e invierten recursos para conocer ese metro cuadrado y aumentar sus ventas. ¿Por qué razón los gobernantes y políticos no hacen lo propio?
Ellos debieran salirse de su metro cuadrado político, para entender el del ciudadano de a pie, que no sabe como pagar los servicios, como conseguir trabajo o educar a sus hijos por ejemplo. Si lo hacen así, podrán ejercer acciones con sentido para los ciudadanos y estoy seguro fortalecerán su liderazgo. De lo contrario el camino seguirá para ellos y su imagen, tan oscuro y pantanoso como en la actualidad.