La Nación
El príncipe decadente 1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS

El príncipe decadente

Álvaro Carrera Carrera

Todos los países y sociedades; reinos y principados, tienen períodos de declives y crisis. El Huila dentro del escenario nacional, padece los índices más tristes en el ingreso per cápita y el crecimiento. Para empeorar, se disputa los más altos de desempleo y pobreza, próximo a Chocó y la Guajira. En corrupción, no se queda atrás. El PRINCIPADO, nada ofrece para mejorar. Aparte de la verborrea recurrente e insustancial sobre la educación, tan inútil que no justificó el plagio, nada le preocupa; no tiene la calidad para elaborar un plan de desarrollo fundado en recursos e inversiones reales. Los proyectos de las 4G están paralizados, cuando no definitivamente reducidos a lo mínimo. Las marchas, las pancartas y discursos de color verde ambiental y populista, no generan empleo. Nuestra juventud se ve obligada a emigrar o enredarse con la droga. Nada propone la administración para mitigar la insularidad y lejanía de los grandes puertos. Las oportunidades se lanzan al cesto con discursos que ofenden la inteligencia. Hasta la actividad cafetera, injustamente utilizada para mejorar la imagen del príncipe en los escenarios de pompa y autoelogio, entró en fatiga. Lo más grave, es que la torpeza actual puede comprometer seriamente el futuro. Para completar el infortunio, el pequeño reino de los González que padecemos, ha encontrado un socio a la medida, que ha engordado su ego en el costoso escenario del proselitismo académico. Pero estos agitadores y beneficiarios de los recursos de la universidad pública, como es el caso del señor Miller Dussán, nada aportan para el progreso y desarrollo. Aparte de oponerse a las obras en su saboteo obsesivo de la economía, nada pueden mostrar en investigación. Sobre el clima, nivel freático relacionado con las represas, temperatura, régimen de lluvias y otros temas, no hay una investigación científica, aparte de sus consignas politiqueras. Los doctorados, las especializaciones, los años sabáticos, colgados por montones, solo aportan el desgaste inútil de los recursos que extraen al ciudadano. Educar es orientar la sociedad, la juventud. Mostrar un camino. Ofrecer un futuro. La economía es actividad, cambio, movimiento, imaginación, dinámica. Lo contrario, es pobreza y muerte. Cuando la ciudad se fortalece, es amiga del campo porque consume lo que éste produce. Pero sin energía, sin proyectos, sin planear el futuro, qué le puede ofrecer a las nuevas generaciones estos modelos decadentes de políticos y educadores que han consumido y agotado los anticipos de las obras públicas.