ALEXANDER MOLINA GUZMÁN
Bien le dijeron a Duque en plena posesión: Usted podrá ser el presidente, pero los que mandan son otros. Y los hechos reales nos demuestran que esa sentencia no era ninguna metáfora, sino la advertencia de que otros quieren mandar más que él.
El mismo pobre Presidente del Senado ha dado varias veces muestras de querer mandar más que el presidente Duque. Recordemos aquel fatídico discurso de posesión, que ahogó y ridiculizó la misma posesión, en la cual le dijo a Duque qué era lo que tenía que hacer y a quiénes tenía que cambiar, como el hecho de cambiar la cúpula militar.
Y otra vez el mismo pobre Presidente del Senado, con esas ínfulas de mandar más que el Presidente de la República, reforzada con las más de quince lambonas condecoraciones que le dieron (hasta la Orden de Boyacá le regalaron, ¡qué lamboneria), de nuevo salió con ese airecito de capataz de finca y dijo que el actual periodo presidencial debería alargarse un año. Una burda propuesta, que hasta el mismo Presidente de la República ripostó diciendo que no estaba de acuerdo; que no hiciera eso, ¡por favor! Pero no. El “flamante” Presidente del Senado va a insistir en eso, insiste en querer mandar más que Duque.
Y miren lo que está pasando con los resultados de la consulta anticorrupción. Aunque la consulta no alcanzó el umbral requerido para que esas propuestas fueran un mandato directo, sí produjo un efecto político en el sentido de que casi doce millones de colombianos expresaron su voz de rechazo a la clase politiquera de este país. Es decir, el constituyente primario mandó a decir que así no se hubiera alcanzado el umbral el Gobierno Nacional debería acoger esas propuestas y, mediante un pacto político, se tramitara en el Congreso. Y por supuesto que fue así, como tenía que ser, se formó una mesa de diálogo para tramitar esas iniciativas en el Congreso. El Presidente de la República dijo que las enviaría con mensaje de urgencia, no se mandaron con ese mensaje y naufragan en el Congreso esas iniciativas. Y es tanto el descaro de desconocer el mandato popular, que frente al papa Francisco el presidente Duque dijo que estaba promoviendo “un frente contra la corrupción”, cuando la verdad es que el mismo ya está en la parte trasera de ese frente y le quita el acelerador a esas iniciativas que cursan en el Congreso.
Dicen que la voz del pueblo es la voz de Dios, pero si al mismo Dios lo traicionan no es extraño que también traicionen a “su voz”.