Desde ayer, el país empezó una nueva etapa de recuperación de su vida productiva en momentos en que paradójicamente están creciendo vertiginosamente los casos de contagios y muertes por el coronavirus. Han vuelto a abrir los centros comerciales y negocios como las peluquerías, entre muchos otros.
De a poco, en el caso de Neiva, por ejemplo, la ciudad retoma su actividad comercial, luego de más de dos meses de parálisis que ha dejado en la quiebra a numerosos comerciantes y sin empleo a decenas y decenas de ciudadanos.
Si bien este es un paso importante en ese camino a retomar la vida productiva de la región, es necesario que no se pierda de vista que el virus sigue siendo una amenaza y que todos como sociedad debemos contribuir a evitar la propagación de la enfermedad.
En la capital huilense, por fortuna, el virus no se ha desbocado y no ha sido necesario que se adopten medidas tan drásticas como las que se han tomado en Bogotá, Cali, Cartagena o la capital del Amazonas.
Por eso, hoy más que nunca es necesario que en ese regreso a la recuperación económica, los establecimientos comerciales adopten los protocolos de bioseguridad necesarios y que estos sean asumidos y cumplidos por la ciudadanía.
Está más que claro que si no somos disciplinados y no cumplimos con las más elementales reglas de distanciamiento social, la ciudad puede verse abocada a nuevas cuarentenas, que significarían un retroceso en la vida productiva de la región.
Las autoridades, por su parte, están en la obligación de hacer seguimiento, de no bajar la guardia y de estar evaluando permanentemente si los neivanos están siguiendo al pie de la letra con las reglas establecidas en esta ‘nueva normalidad’.
“Está más que claro que si no somos disciplinados y no cumplimos con las más elementales reglas de distanciamiento social, la ciudad puede verse abocada a nuevas cuarentenas”