Por: Miguel Rodríguez Hortúa
Hernán Darío Velásquez conocido como el paisa al interior de las filas de las Farc, el pasado sábado 28, inesperadamente abandonó el campamento de Miravalles, Caquetá.
La noticia causó revuelo en el alto gobierno y al interior de la organización ex guerrillera que apuesta a que el proceso de paz no se le salga de las manos, máxime cuando las tenciones al interior de la propia organización son de alto nivel en razón a que el gobierno de Santos viene incumpliendo sistemáticamente con los acuerdos firmados, que tienen que ver con la transición de la vida armada a la vida civil y la reincorporación social de sus ex combatientes.
Para el Nobel de paz Juan Manuel Santos y para el gobierno en su conjunto sería de gran vergüenza con el país, y ante la comunidad internacional, que luego de tantos años de espera para lograr desmovilizar a esta temible guerrilla, luego de cinco largos años de negociación y de tire y afloje; con el apoyo y esfuerzo de la comunidad internacional, en donde pocos se quedaron por fuera de la foto del día de la firma de los acuerdos; este esfuerzo conjunto se enrumbara hacia el fracaso, cuando hasta el Papa Francisco que no solamente apoyó el proceso, sino que viajó a Colombia para abrazar los acuerdos de paz, en vivo y en directo.
Mientras en el alto gobierno y en la cúpula de las Farc, la preocupación era enorme e innegable, en donde por separado hacían sus averiguaciones para constatar la realidad del por qué el paisa había abandonado su campamento; unas fuerzas políticas que apuestan al fracaso del proceso de paz, para sobre el cabalgar hacia el congreso de la república, y hacia la casa de Nariño, celebraban este gran acontecimiento como si fuera el fin de una batalla ganada, o como en la novela de García Márquez: “crónica de una muerte anunciada”
Mientras en el gobierno y ex guerrilla la incertidumbre reinaba, en la otra orilla se abrazaban, se felicitaban porque había resucitado el discurso de la guerra; que hasta un parlamentario huilense en medio de un eufórico discurso manifestó: “me ofrezco desde hoy a empuñar un fusil para perseguir al paisa y darle de baja”. Mientras los aplausos hacían estremecer el recinto, el paisa regreso a Miravalles.
Lo cierto es: que sí el gobierno no cumple con lo plasmado en los acuerdos, el proceso de paz… fracasa. miguel.rh12@hotmail.com