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El territorio ¿para qué? 1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

El territorio ¿para qué?

Múltiples causas han originado el enfrentamiento armado entre Estados, pero sin duda, la causa más común de las guerras ha sido la lucha por el territorio. La guerra de los 100 años entre Inglaterra y Francia, la guerra de los 30 años entre las potencias europeas y las dos guerras mundiales son ejemplos de la lucha por el control territorial.

En el caso de América la situación no ha sido muy diferente.  En 1846 Estados Unidos invadió a México y le arrebató más de la mitad de su territorio. Entre 1879 y 1884 Chile, Perú y Bolivia se enfrentaron en la denominada Guerra del Pacífico, en la que Chile salió fortalecido y adquirió importantes recursos que permitieron la posterior mejora de su infraestructura. En 1932 Colombia y Perú protagonizaron un conflicto bélico por la Amazonía en el que Colombia cedió una parte importante de su territorio. En 1982 la disputa se suscitó entre Argentina y Gran Bretaña por las Malvinas y en 1995 se enfrentaron Perú contra Ecuador en la guerra del Cenepa.

¿Qué hace tan atractivo para los Estados la expansión del territorio? En primer lugar, el control político de quienes habitan un determinado lugar permite aumentar el haber del Estado por el cobro de impuestos a la población. En segundo lugar, la explotación de recursos naturales. En tercer lugar, la posición geopolítica ofrece una mayor ventaja a los Estados más grandes. En cuarto lugar, la defensa del Estado frente a invasiones extranjeras puede verse favorecida. En quinto lugar, un territorio más grande suministra mayores ventajas al momento de definir acuerdos comerciales con otros Estados.

Sin embargo, la historia nos ha revelado que la apropiación del territorio tiene como propósito la satisfacción de las necesidades humanas. Esto se conoce como el enfoque antropocéntrico del estudio del territorio, donde lo importante son los seres humanos por encima del entorno, lo que nos ha llevado a la depredación irracional de los recursos naturales.

Para fortuna del planeta existen otras formas de relacionarnos con el territorio: la primera opción es el enfoque biocéntrico que reconoce la necesidad de cuidar los recursos naturales, los ecosistemas y el planeta, para la subsistencia de la especie humana y de las futuras generaciones.

La ciencia ha revelado que el planeta Tierra tiene aproximadamente 4.543 miles de millones de años; la especie humana (homo sapiens sapiens) está en el planeta alrededor de 270.000 a 300.00 años. Esto ha llevado a una reflexión científica y jurídica del papel de la humanidad en el planeta.

La Corte Constitucional en la sentencia T-622 de 2016 contrastó la edad del planeta con el tiempo de nuestra especie y explicó de la siguiente manera el enfoque ecocéntrico: “la especie humana es solo un evento más dentro de una larga cadena evolutiva que ha perdurado por miles de millones de años y por tanto de ninguna manera es la dueña de las demás especies, de la biodiversidad ni de los recursos naturales como tampoco del destino del planeta”.

Según el enfoque ecocéntrico, la tierra no pertenece a la humanidad, sino que la humanidad pertenece al planeta como cualquier otra especie. Este enfoque llevó a reconocer al Río Atrato en el Chocó como sujeto de derechos.

En desarrollo del enfoque ecocéntrico, en el año 2018 la Corte Suprema de Justicia declaró la Amazonía como sujeto de derechos, y ordenó la elaboración de un plan intergeneracional para la eliminación de la deforestación y las emisiones de gases que causan el efecto invernadero.

En el departamento del Huila, el Juzgado Único Civil Municipal de la Plata declaró como sujeto de derecho al Río La Plata; el Juzgado Primero Penal del Circuito de Neiva declaró sujeto de derecho al Río Magdalena y posteriormente, también reconoció como sujeto de derecho al Río Fortalecillas.

El reconocimiento del territorio como sujeto de derecho tiene como propósito inmediato la protección, conservación, mantenimiento y restauración de los ecosistemas. Sin embargo, el anhelo a mediano plazo es el respeto de la naturaleza para evitar la destrucción absoluta de los recursos naturales, del planeta y de la humanidad misma por el infundado orgullo de creernos el centro del mundo.

Con el reconocimiento del territorio como sujeto de derecho se suprime la principal causa de las guerras entre Estados y de paso, la principal causa del conflicto armado colombiano.