La Nación
COLUMNISTAS

Entre el optimismo y el pesimismo

La noticia sobre el acuerdo entre las Farc y el gobierno sobre el desminado es sin duda una razón para el optimismo, a pesar de que aún persisten muchos motivos para el pesimismo.

Lograr este acuerdo es una avance gigantesco para lo cual fueron necesarias muchas horas de conversación y la destacable presencia de cinco Generales y un Almirante en La Habana, es decir que las fuerzas armadas de nuestro país están con la paz así algunos pretendan ubicarlas del lado contrario, demostración contundente que las conversaciones de Cuba avanzan por buen camino y hoy más que nunca parecieran no tener reverso, razón adicional para el optimismo.

Sin embargo, mientras por allá se avanza por acá se retrocede y los hechos sucedidos la semana pasada en la Corte Constitucional nos demuestran que una cosa es que logremos detener el conflicto armado y otra muy diferente alcanzar la paz, la cual no solamente es el silenciamiento de las armas sino el avance hacia una sociedad justa, equitativa y democrática.

Aun así prefiero ponerme del lado del optimismo pensando que el solo hecho de acallar los fusiles nos permitirá dedicar mucho de nuestro tiempo a solucionar otros problemas importantes que han sido desplazados por la urgencia de la guerra y entonces como resultado del proceso de paz deben conseguirse unos acuerdos no solo con los alzados en armas sino también con la sociedad civil para avanzar en la solución de esos problemas que no dan espera.

El acuerdo con las FARC hace rato dejo de ser carreta para convertirse en una irrefutable realidad, lo que nos obliga a una profunda y necesaria reflexión sobre los cambios que debemos llevar a cabo en el país, es hora de soltar las trivialidades en que nos enfrascamos dentro de nuestra cotidianeidad, nos es más importante un patán borracho que insulta unos policías que definir lo que vamos a hacer con la denominada justicia transicional, eso lo deben tener claro los medios.

Para esto es fundamental que la Fiscalía y toda la rama judicial dejen de pensar en el protagonismo hirsuto, llegó la hora de discutir propuestas sobre las alternativas de castigo para los delitos cometidos por quienes se van a desmovilizar, respetando por supuesto los derechos de las víctimas. Es un momento histórico para ponerse a trabajar por Colombia, para comenzar a construir nuestra realidad del posconflicto, puede ser difícil pero no creo que sea mucho pedirles un verdadero compromiso con el país.