La Nación
COLUMNISTAS

Equilibrio de poderes

Acaba el senado de tramitar el sexto debate del acto legislativo “Equilibrio de Poderes”, con avances importantes que clamaba el país frente a la política y a la justicia. Me parece bien mantener el sistema mixto de elección del Procurador, Fiscal con nominación entre el Ejecutivo y las Cortes; los contrapesos son sanos. También veo bien recuperar para el legislativo el proceso de selección del Contralor, que por fundamento constitucional le corresponde al Congreso a través de la Cámara ejercer el control fiscal. Es bueno que hayamos ampliado la silla vacía sin derecho a reemplazo de aquellos elegidos popularmente condenados por delitos dolosos contra la administración pública, dándoles el mismo tratamiento a aquellos vinculados al narcotráfico, terrorismo, paramilitarismo o guerrilla, como una sanción política a los partidos que avalen candidatos procesados o sospechosos de incurrir en delitos contra la erario público.

Me parece mal haber negado la obligatoriedad de la lista cerrada para candidatos a corporaciones de elección popular, porque seguir con lo mismo y en las mismas de la operación “avispa” donde cada aspirante es una isla dentro de su colectividad, consiguiendo votos y su financiación sin respetar los topes legales y muchos de ellos de dudosa procedencia; y primó esta tendencia porque les causa temor el cambio, se acostumbraron a recoger votos de “puchito en puchito”, sin disciplina doctrinaria  y  seguros que con un buen financiamiento pueden llenar la gula de dirigentes de todos los niveles y pelambres que han visto una oportunidad económica en las elecciones.
Perdimos la oportunidad de legislar para el fortalecimiento de los partidos, donde éstos se comprometan con un estatuto de democracia interna, donde el orden en la listas como las candidaturas uninominales se diriman al interior de ellos, con todas las garantías, participando solamente los afiliados a ese partido. Con este sistema los candidatos en lugar de dedicarse a la menuda, que promocionen la carnetización de sus simpatizantes,   y exclusivamente estos pueden participar en las decisiones partidistas, y de paso, evitamos el desangre fiscal de esas consultas populares abiertas financiadas por el Estado que son un fracaso.

El sistema  electoral actual está mal y como tal hay que cambiarlo, y esa oportunidad de cambio se perdió.