La Nación
Escuchar para corregir 1 3 mayo, 2024
COLUMNISTAS

Escuchar para corregir

Marchas como la vivida de forma masiva ayer en gran parte del país, son la demostración del creciente inconformismo con el gobierno del presidente Petro que, adicionalmente, se suman a la discusión nacional (ya de por si bastante polarizada), de los líos judiciales por inconsistencias en el reporte de las cuentas y la presunta violación de los topes de gastos de la campaña Petro Presidente.

Entre ellos, el no registro de gastos incurridos como el pago de pregoneros para el día electoral y las donaciones que se hicieron por parte de Fecode y la USO; hechos que podrían llevar al Consejo Nacional Electoral a formular un pliego de cargos al Presidente y a los directivos de la campaña Petro Presidente, en especial a su gerente de campaña el actual Presidente de Ecopetrol Ricardo Roa.

El asunto es grave y puede llevar hasta la destitución del Presidente. No le quedará fácil salir bien de este proceso y en las próximas semanas este hecho se convertirá en el centro de atención de todo el país. A pesar de esto, la historia de Colombia nos refleja que la justicia cojea y al final nunca llega, como en los casos del proceso ocho mil con el presidente Samper, que creyó evitar la responsabilidad histórica por dineros del narcotráfico en su campaña, con la excusa de que el dinero del cártel de Cali que ingresó a su campaña fue a sus espaldas, llevándose toda la culpa su gerente de campaña Fernando Botero y su tesorero el recordado Medina.

Y si vamos más hacia atrás, evidenciamos el ingreso de dineros del narcotráfico a otras campañas presidenciales, situación que hoy se sabe gracias a archivos velados por el gobierno de los EEUU y que tampoco generó culpables ni cambios en la política.

No le hace bien a Colombia esta debilidad que la justicia ha mostrado tener y quizás el daño más grande se le hace a la democracia con la absolución de los culpables por estos hechos, deslegitimando a un gobierno. Al actual se suma la ineficiencia, los hallazgos de corrupción y los malos manejos, que tristemente aún no arranca, después de haber pasado más de la mitad de su periodo y que actualmente se encuentra empantanado con la idea de reformar cuanto se le ocurre, pero sin la búsqueda de los consensos necesarios.

Mientras tanto la economía vive un retroceso, la inseguridad aumenta gracias al fortalecimiento de los grupos de disidencias y carteles del narcotráfico. Nos mantenemos en el último año, inundados de coca y perdiendo la lucha contra la deforestación que se ha incrementado en la Amazonía y sus límites, controlados hoy por Iván Mordisco y sus disidencias.

Pierden la oportunidad los gobiernos alternativos en Colombia de ser una opción para atacar los problemas que vive el país, pues los escándalos, una mala gestión y la incapacidad a la hora de gobernar, les impedirán continuar en el poder muy seguramente en el siguiente periodo.

Así seguiremos al parecer estos dos años que faltan si no ocurre algo diferente y si no se escucha el creciente inconformismo. Seguirán entonces las eternas discusiones y escándalos por doquier, mientras los problemas siguen allí y se nos pasa el tiempo de tomar las decisiones necesarias para salir del atraso que vivimos.

No ignore la protesta presidente Petro, usted bien sabe cómo terminan, lo más grave sería perder la institucionalidad por egos y vanidades. Es hora de actuar con responsabilidad, su gobierno conoce bien la enfermedad, no traten de enfermar más al paciente buscando lo imposible. Escuche y busque subsanar los errores que está viviendo.