La Nación
¡Estallido social! 1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

¡Estallido social!

 

Jorge Andrés Géchem

El jueves de esta semana amanecimos con la triste y lamentable noticia del fallecimiento de Javier Ordoñez. Indignación y dolor causa ver las imágenes de lo sucedido esa noche y madrugada. Distintas reacciones se han escuchado ante los hechos. Desde algunas que pretenden minimizar lo ocurrido hasta aquellas que manifiestan la necesidad de una reforma estructural al interior de la Policía Nacional. Lo cierto, es que todos debemos rechazar la brutalidad policial, el vandalismo y unirnos en la búsqueda de decisiones para evitar que se repitan abusos que atentan contra los ciudadanos y a la vez hacen enorme daño a una institución que le ha servido con patriotismo a la Nación.

Mal el abuso Policial. Mal el uso desproporcionado de los métodos para el control social por la fuerza pública. Horror inspira la confirmación por Medicina Legal que la muerte de Javier fue a raíz de los golpes sufridos en el CAI. ¿Cómo es posible que un ciudadano muera por golpes de unos Policías en un CAI, cuando es la fuerza pública los responsables, por Constitución Nacional, de proteger la vida de la población? Solidaridad con la familia de Javier.

Es claro que nada justifica la violencia, venga de donde venga, pero igualmente nada justifica el vandalismo. La violencia no se soluciona con más violencia, ni es la forma de transmitir indignación, ni de obtener verdad, ni de lograr modificaciones estructurales. La violencia y el vandalismo se deben rechazar por todos y castigar con dureza. Afectar la tranquilidad y los daños a bienes públicos terminan tapando cualquier mensaje legítimo ciudadano y produciendo mas daño a una ciudad y a una comunidad. El orden y la autoridad se deben preservar.

No se puede tapar el sol con un dedo ni tampoco generalizar. Hay que diferenciar. Es evidente que hay agitadores con intereses políticos que pretenden desestabilizar, pero también hay un estallido social, que se está convirtiendo en una bomba de tiempo, impulsada por la pobreza, el desempleo que aumenta cada día, la incertidumbre por el momento difícil que vivimos y la indignación por la muerte de Javier. La muerte de Javier para algunos puede ser la excusa, para otros el detonante. Así como una cosa es la protesta social y otra muy distinta el vandalismo, no todos los que salen a la calle son vándalos ni se les puede estigmatizar con intereses políticos, aunque algunos otros si tienen sus relaciones.

Castigo ejemplar a los policías que cometieron el asesinato. Es urgente avanzar en los cambios de formación y profundizar el enfoque de derechos humanos para evitar que se repita, sin que esto implique, de ninguna manera, acribillar una institución de más de 170.000 hombres y mujeres que arriesgan su vida por la seguridad de todos y que debemos valorar. La actuación de unos, no es la de todos. El llamado es al respeto de los Derechos Humanos y al civismo nacional.

Dos siglos de violencia nos deberían servir para reflexionar sobre lo incorrecto y lo correcto. Defendamos la vida y los líderes debemos dar ejemplo para que las diferencias se transmitan por las vías pacíficas, constitucionales, legales y democráticas. Ojalá el Presidente Duque, los líderes políticos, la fuerza pública y la comunidad reflexionemos ante el estallido social.