Por: Alejandro Serna
Se llevó a cabo socialización de Las Ceibas Empresas Públicas de Neiva sobre el estado de la licencia ambiental de la PTAR en el Concejo de Neiva, toda vez, que un sector alternativo político prendiera las alarmas por el aparente empantanamiento de los tramites de este proyecto estratégico para nuestra ciudad.
De entrada, se debe precisar que la licencia ambiental en ningún momento ha sido denegada. Lo que se ha sucedido, es que en el diligenciamiento y gestión por parte de EPN y Del consultor CENIGAA han tenido algunas dificultades: Una de ellas por situación de pandemia; por cambios en la reglamentación de la metodología para la presentación de los estudios; inconvenientes en el flujo de información y en la retroalimentación para subsanar los requerimientos de la Agencia Nacional Ambiental –ANLA.
Aclarado esto, debo manifestar, que debe existir mayor claridad sobre ¿cuáles serían los diseños finales y del tipo de tecnología que se emplearía para la construcción de la PTAR?, toda vez, que al no tener definido el tipo de tecnología, no es posible definir el impacto ambiental y por ende la valoración del impacto, que hace parte intrínseca de la licencia ambiental, sin olvidar que ayudaría a precisar de una vez por todas, el costo final de esta mega obra.
Algunos escépticos, siguen dando debates insulsos y trasnochados sobre la ubicación de la PTAR, aduciendo, que esta debería proyectase hacia el norte de Neiva por los lados del Venado, desconociendo inclusive la geografía de este sector, ya que se encuentra sobre una formación rocosa de difícil perforación. De pensarse en este tramo, las redes de conducción tendrían que ser proyectadas en altura, es decir, que para trasladar los vertimientos habría que rebombearlo hasta dos veces, aumentando los valores en la construcción y en el impacto futuro en materia tarifaria por el costo de la energía a cargo del rebombeo.
Es hora de ir superando las especulaciones sobre que la ubicación de la PTAR al interior del casco urbano de Neiva es negativa, toda vez, que ningún proyecto amigable con el medio ambiente puede permitir contaminación atmosférica a la población circunvecina, ya que este tratamiento debe respetar el principio de los “distanciamientos mínimos”, y al no garantizarse este, afectaría el ambiente sano y el concepto de plusvalía de nuestra urbe.
Quedan algunos retos: 1. El cargue eficiente de la información bajo la nueva metodología ante el ANLA, para que se dé inicio al trámite de la evaluación ambiental. 2. Atender la visita del ANLA, que llegará a terreno para constatar toda la información suministrada. 3. Seguimiento al Plan Parcial de la PTAR, que es presentado por Planeación Municipal y debe ser aprobado por la CAM, institución que considero, estaría impedida para hacerlo. ¡Atentos!